Olga Ramos*
El proceso educativo, que culmina su aspecto formal con la educación superior, debe perseguir no sólo la preparación de los profesionales que el país necesita para su desarrollo, sino que debe estar enfocado a la formación para el desarrollo integral del individuo. Debe enmarcarse entonces en la búsqueda de un profesional capaz, creativo, crítico, participativo, sensible e inmerso en una realidad socio política que conoce y entiende.
Es en este marco que, en una universidad como la nuestra, con un contenido altamente tecnológico, cobra mayor sentido un programa de formación alterno como es el de Estudios Generales.
Dentro de la concepción de Formación para un Desarrollo Integral del Individuo, el programa de Estudios Generales debe cumplir tres roles fundamentales:
Proveer al estudiante de las herramientas básicas para desarrollar sus inquietudes en aquellos campos del conocimiento, distintos de su formación profesional, que atraigan su atención, contribuyendo a solidificar la cultura general que todo ser humano debe poseer.
Proveer de información, herramientas y criterios que permitan al estudiante conocer y comprender la realidad que lo rodea, desde un punto de vista crítico, que le permita desarrollar su sensibilidad y creatividad, así como definir de qué forma insertarse en su contexto, para un mejor desarrollo de su profesión y personalidad.
Proveer al estudiante de herramientas y vivencias que permitan su formación complementaria en un área distinta a la profesional, en la que pueda desarrollarse paralelamente, sin tener que buscar alternativas ajenas al recinto universitario y pudiendo hacer aportes para el enriquecimiento de la vida cultural y deportiva de la institución.
Estos objetivos, entendidos dentro de la concepción del individuo como un ente social, generador de transformaciones que dirijan y contribuyan con el progreso de la sociedad que lo rodea, deben estar sustentados por una política institucional que permita el alcance de los mismos.
Esta política debe estar enfocada a cubrir dos aspectos:
1. Desarrollar en el individuo la necesidad de aprender, crear, aportar soluciones y tomar decisiones.
2. Generar la plataforma para realizar organizada y efectivamente actividades extracátedra relacionadas con la formación alterna.
El primer aspecto se inserta principalmente en la dinámica de enseñanza aprendizaje, en la que deben tener un peso fundamental la motivación y el sistema de evaluación; este último debe estar basado en la discusión, la contrastación de ideas y la generación de soluciones creativas a problemas tipo.
El segundo se expresa como una política acertada de extensión universitaria, en la que se generen espacios de participación y formación permanentes.
En el programa de Estudios Generales están presentes, en algunos casos, estos dos aspectos, sin embargo no siendo así en la mayoría de ellos, se hace evidente la necesidad, por una parte, de hacer una revisión completa de la dinámica de aprendizaje y del sistema de evaluación, en las distintas modalidades de Estudios Generales, tendiente a generar la alternativa más adecuada para la consecución de los objetivos planteados; y por la otra, generar las plataformas y espacios que permitan solidificar la formación alterna, en los campos deportivo y cultural, vinculando el trabajo de las organizaciones estudiantiles, de todo tipo, a la formación académica, aprovechando experiencias bastante desarrolladas como es el caso del Orfeón Universitario.
La universidad como institución debe entender que la formación integral tiene importancia vital para el desarrollo del individuo y por tanto del país, por lo que debe lograr, a través de la política que implemente, darle el peso justo que en la vida universitaria debe tener.
*Estudiante de Urbanismo. Ha sido presidente del Centro de Estudiantes y Representante Estudiantil en el Consejo Directivo de la USB
Universalia nº 3 Ene-Abr 1991