Giancarla Marchi*
A finales del siglo pasado e inicios del siglo XX miles de personas dejaron Italia para buscar en otras tierras los sueños que en su patria no podían materializar. El Viejo Continente quedaba atrás y nuevos horizontes ofrecían tierras donde sembrar otras vidas. La siembra de los viejos inmigrantes italianos en nuestro país ha sido fructífera y nos ha dejado un halo tangible en nuestro vivir cotidiano. Pero, ¿cuánto en realidad se conoce acerca de esta cultura y de sus siglos de evolución?
El origen de Italia se remonta mucho más atrás del famoso hito del Imperio Romano, un momento de auge y decadencia, al cual siguieron numerosas dominaciones extranjeras hasta conseguir la formación de la República y alcanzar lo que es hoy en día en el umbral del siglo XXI. Esta larga evolución histórica nos ofrece un país que presenta matices diferentes en cada una de sus veinte regiones tanto en la riqueza de su bagaje cultural y sus costumbres como en las interesantes diferencias lingüísticas que algunas regiones poseen.
A pesar de ser la cuna de algunas organizaciones criminales famosas en el mundo, Italia conserva cierto aire romántico de tierra "del vino y las góndolas". A decir de muchos, es el país del "bel godo", o buen vivir, pero los profundos cambios que ha sufrido durante las últimas décadas ofrecen al interesado en conocer su cultura una nueva imagen, una imagen que difícilmente los emigrantes de antaño comprenderían, ni siquiera sus descendientes.
Miembro fundador de la Comunidad Económica Europea, entre otras organizaciones internacionales, y una de las siete potencias del mundo industrializado, Italia posee la bonanza de los países desarrollados pero presenta en algunas partes problemas propios de los países en vías de desarrollo. Las razones y las causas de este contraste pueden descubrirse a través del conocimiento de su historia, mientras que el momento de esplendor que como nación vive hoy debe su aparición a la voluntad del pueblo italiano, sus dirigentes y su estrecha relación con otros países europeos y del mundo.
Resulta así interesante conocer los engranajes que mueven el funcionamiento de esta nación, cuyo corazón latino es similar al nuestro, para poder entender la herencia que nos dejaron las inmigraciones del ayer y lo que debemos aprender o desechar en beneficio de nuestro país en estos momentos de crisis.
*Licenciada en Idiomas Modernos (UNIMET), Especialista en Psicología de la Instrucción (UCV), Profesora del Dpto. de Idiomas USB
Universalia nº 3 Ene-Abr 1991