Se encuentra usted aquí

Ciclo Básico: Los que se quedan y los que se van

Michael Suárez Fonturvel*

La prosecución estudiantil es uno de los factores que más se toman en cuenta a la hora de evaluar una institución educativa. Quizás tenemos en la USB el mayor valor de dicho índice en Venezuela. Digo "quizás", porque realmente las universidades venezolanas ni publican, ni divulgan esos índices.

Nuestro sistema en la USB está recibiendo cada año alrededor de 1.060 estudiantes nuevos que ingresan en el pregrado; cada año estamos realizando tres graduaciones: en cada una de ellas se están graduando aproximadamente 300 estudiantes de los cuales unos 80 son de postgrado. Esto nos da un promedio de 220 alumnos de pregrado por acto de grado, lo que multiplicado por tres nos da 660 estudiantes que obtienen un titulo profesional cada año, es decir el 62% aproximadamente del índice de prosecución mínimo.

Esto podría vanagloriarnos, pero preferiría pensaren en forma autocrítica: ¿Qué le ocurre a los 400 estudiantes que no se gradúan cada año? Si permanecieran en el sistema, el número total de los alumnos de pregrado iría aumentando y se acumularían en los años intermedios. Ahora bien, en los últimos diez o doce años el número de estudiantes de pregrado se ha mantenido estable alrededor de los 5.500 en Sartenejas; luego en la práctica no existe acumulación.

Dentro del modelo de reactor de flujo continuo que estamos utilizando, las entradas al sistema deben ser iguales a las salidas más la acumulación:

Entradas = Salidas + Acumulación

Como la acumulación es cero las entradas deben ser iguales a las salidas:

Entradas = Salidas

Se presentan distintos tipos de salidas o egresos de la Universidad: la salida terminal o graduación, salidas muy pequeñas, alrededor de cuarto y tercer año, de alumnos que por diversos motivos se van a otra universidad o a otro país, y un grupo de estudiantes que en los alrededores del cuarto trimestre se cambian a otra universidad porque no fueron asignados a la carrera de su preferencia; pero realmente es un número bastante bajo.

La gran mayoría de las salidas se presentan durante el primer año, hacia finales de primer, segundo y tercer trimestre: eliminados por índice y estudiantes en período de prueba o con promedios muy cercanos al tres, que no inscriben el siguiente trimestre y que no regresan a la Universidad.

Para dar una idea cuantitativa, ya que hasta ahora he estado manejando números aproximados, al terminar el primer trimestre septiembre diciembre de 1990, de 1.040 alumnos que comenzaron estudios en Sartenejas quedaron en periodo de prueba 166 alumnos de la cohorte de 1990. Muchos de ellos los perderemos en el transcurso de los próximos dos trimestres. La institución hace poco por ayudarlos, se espera que ellos reaccionen y "se pongan las pilas", como se dice coloquialmente.

Durante el transcurso del trimestre enero-abril de 1991, los 874 estudiantes que no están en periodo de prueba cursarán Matemáticas y Física y las estadísticas de los años anteriores indican que, en julio de este año, otro grupo similar estará en período de prueba también. Nuestra principal pérdida ocurre en el primer año, durante nuestro Ciclo Básico.

"Es normal que algunos fracasen en el sistema universitario", sería la respuesta más fácil y corriente que podríamos darnos frente a estas cifras, pero no quisiera que nos dejara satisfechos. Independientemente de los defectos que pueda tener nuestro examen de admisión, realmente es un sistema que garantiza, hasta ahora, que recibamos todos los años mil y tantos alumnos de los mejores que produce nuestro bachillerato. También sabemos que nuestra educación básica y secundaria deja mucho que desear, pero ésos son nuestros bachilleres; los que logran superar el Ciclo Básico en un altísimo porcentaje obtienen su título y los graduados de la USB son considerados los profesionales mejor formados del país.

Los que fracasan cada año (entre el 25 y el 30%) quizás podrían ser profesionales exitosos si tuvieran una segunda oportunidad, o si el sistema estableciera mecanismos para evitar su salida, corrigiendo las causas que producen su fracaso.

Estas causas están clasificadas en múltiples categorías: académicas (baja preparación en sus estudios previos), carencia de hábitos de estudio (ni técnica, ni hábitos), utilización de apuntes en lugar de libros, problemas humano sociales (económicos, familiares, enfermedad, etc.), problemas de adaptación (tanto al ritmo, a Sartenejas, como a la ciudad, al medio ambiente, etc.), problemas internos de la USB (clases con demasiados alumnos, profesores con pocas habilidades pedagógicas, preparadores mal seleccionados o entrenados, falta de utilización de las horas de consulta, etc.) y podríamos nombrar muchas más y cada quien pondrá un mayor peso a algunas de ellas en particular.

Una comisión designada por el Consejo Académico viene estudiando esta problemática y se están haciendo estudios en el Centro de Investigaciones Educativas (C.I.E.) de la USB para tomar decisiones (basadas en datos y no en suposiciones) que permitan optimizar el proceso de enseñanza aprendizaje del Ciclo Básico de nuestra universidad.
Pero hará falta la ayuda de todas las personas involucradas en nuestro primer año: los Consejos Asesores de los Departamentos, los profesores que dictan clase, los estudiantes que realizan funciones de preparadores de primer año, los profesores coordinadores de las secciones de primer año, los Coordinadores de las secciones de primer año, los Coordinadores del Ciclo Básico, los administradores del programa de Estudios Generales en Asesoramiento (EGA) y el Decano de Estudios Generales, el personal de la Dirección de Desarrollo Estudiantil (DIDE) que colabora tanto con los vivenciales, como con los programas de la Dirección de apoyo al estudiante, el Centro de Estudiantes y la Comisión Carrera del primer año, el personal de DACE, de la Biblioteca y de las salas de reserva, etc. Y esta ayuda a la que hacemos referencia es primordialmente actitudinal. Necesitamos cambiar de actitud frente a la docencia, tanto personal como institucionalmente, centrarnos mucho más en el aprendizaje que logran nuestros estudiantes que en la enseñanza que impartimos.

Para terminar quisiera hacer hincapié en el aspecto docencia en el Ciclo Básico, señalando tres factores que pueden ayudar al proceso:

Tecnología Educativa. Todos aquellos instrumentos y metodologías de TV y Audiovisión que puedan hacer más comprensible una temática y, simultáneamente, le permitan al estudiante repetir, escuchar y ver de nuevo una explicación esclarecedora (se está rescatando en la nueva UMAV y se podrá dar un apoyo directo a los profesores y a los departamentos)

Institución Asistida por Computadora (CAI), la cual constituye una de las herramientas con mayor potencial en un mañana muy cercano, que también se está desarrollando con el apoyo del CIC, UMAV y la Dirección de Desarrollo Profesoral y

Metodología de la Enseñanza, ya que todavía no existe nada que pueda sustituir un buen docente con tiza y pizarrón, y se puede aprender a ser, no importa la edad.

*Miembro del Dpto. de Procesos y Sistemas, Maestría en Desarrollo Organizacional en la Universidad de Monterrey, México.
Universalia nº 5 Sep-Dic 1991