*Oswaldo Febres
Cuando Simón Bolívar fundó El correo del Orinoco lo hizo con la absoluta convicción de que el plomo de imprenta era tanto o más efectivo que el plomo de los cañones. Metaforizó este hecho con aquella frase que sintetizaba su creencia: "artillería del pensamiento". Bolívar utilizó este periódico para vender la idea de la Independencia dentro y fuera de la República. Y lo logró plenamente.
Pero, aquellos tiempos eran el paraíso de la prensa de opinión. Lo informativo contaba poco, puesto que resultaba inconveniente suministrar noticias que pudieran comprometer la causa independentista. En cambio, la opinión copaba todo el espacio periodístico. Convenía hacerlo.
Después vino la industrialización de la prensa: el binomio reportero-fotógrafo en la búsqueda del "tubazo" que aumentara la circulación del periódico y atrajera más anunciantes. Los diarios se volvieron un negocio más. La labor de pedagogía quedó soslayada. Se estableció una suerte de código informativo que escamoteaba la verdad y ofrecía una versión interesada de los hechos.
En esta nota nos proponemos reflexionar en torno a la función de la prensa en tiempos de guerra. Tomaremos como punto de referencia lo acontecido en la del Golfo Pérsico.
La prensa venezolana, durante el conflicto, profundizó el proceso de ideologización, ya abonado a través del cine, la TV y el "comic". Todo el tiempo se presentó el hecho bélico mostrándose a Hussein como el malo y a Bush y sus aliados como los salvadores. Nunca hubo posibilidad de un vuelco. Tal vez en El Nacional vimos alguna gráfica conmovedora, de profundo contenido humano, que mostraba a una madre Irakí con su bebé descuartizado en brazos.
Esta línea informativa era totalmente comprensible si consideramos que nuestros diarios se nutren de las agencias internacionales de noticias y carecen de corresponsales propios que pudieran ofrecer una visión objetiva de los hechos.
Leímos alguna nota de Ted Córdova Claure, enviado especial del diario El Nacional, donde saltaba la nota opuesta al oficialismo de las agencias. La otra cara de la realidad. La estructura oculta de la información.
Pero, en términos generales, se imponía el paradigma de las relaciones opositivas que siempre obligan a que tomemos partido por una causa. En esto son duchos los norteamericanos. La matanza de los pieles rojas, "bárbaros asaltantes de las diligencias en el farwest", justificó la conquista ante el mundo.
A pesar de todos estos mecanismos, infalibles, hemos observado que acusan porosidades. Una de ellas se manifiesta en el cuestionamiento que tuvo y sigue teniendo la guerra del Golfo Pérsico en todo el mundo y con mucho énfasis en el propio USA.
También en las opiniones que palpamos en muchos compatriotas. La mayoría de ellos se referían a cierta incredulidad acerca de lo que leían en la prensa u oían por la radio y TV. Manifestaban que no estaban recibiendo la verdad de lo que realmente estaba ocurriendo. Se notaba que había la convicción de que en esta operación policial del primer mundo contra Irak la prensa era otro aliado más de Bush.
Gravita el sentimiento de que este triunfo pírrico en lo militar traerá invalorables ventajas a USA.
Mientras tanto, ya se anuncia por allí una escalada cinematográfica que mostrará a Silvester Stalone o a Chuk Norris combatiendo a los salvajes embatolados. Y quedaremos maravillados ante esas aeronaves heráldica, volando sobre el "infierno" de Bagdad. La guerra se volverá entonces ficción y el escarmiento, por vía onírica, legitimará el neocolonialismo.
*Licenciado en Comunicación Social (UCV), Magister en Educación superior Universitaria (USB)
Universalia nº 5 Sep-Dic 1991