Prof. Iraset Páez Urdaneta*
En realidad, la organización
enciclopédica de la historia de la
humanidad se hace académicamente
según criterios occidentales, lo que en
cierta forma es consecuencia de la relativa
occidentalización que las otras
civilizaciones mundiales han
experimentado -con mayor o menor
fuerza- en los dos últimos milenios.
Según los científicos, el universo que conocemos hoy se formó hace diez o veinte mil millones (10.000.000.000 - 20.000.000.000) de años. La edad del sol ha sido calculada en cinco mil millones de años, que es también aproximadamente la edad de nuestro planeta. Desde hace treinta mil años -según lo indican los fósiles más antiguos encontrados- existe nuestra especie con sus rasgos anatómicos actuales (el homo sapiens moderno). No obstante nuestra memoria de la civilización humana no va más allá de los últimos cinco mil años.
Por civilización se podría entender el proceso por el cual una comunidad humana asegura a su preservación como grupo mediante la transmisión generacional de un sistema de realizaciones culturales distintivas.
Estas realizaciones constituyen con el tiempo una herencia que incluye desde las conductas y tecnologías por medio de las cuales una cultura satisface sus necesidades básicas hasta las vinculadas -en la pirámide de A. Maslow- con la autorrealización de los individuos. Sin embargo, los rasgos principales de una civilización suelen ser apreciados en función de la existencia de tres tipos de instituciones: las instituciones económicas (que regulan el trabajo, la producción y el use de la tecnología y la distribución de la riqueza), las instituciones políticas (que regulan la distribución y el poder individual y colectivo) y las instituciones culturales (que favorecen la realización y la expresión del yo). Hablamos así de la Civilización incaica y de la Cultura de los Yanomami porque en la primera podemos apreciar una suerte de complejidad institucional que no podemos apreciar en la segunda. Además de institucionalidad, una civilización se caracteriza por tener una ideología (una capacidad para relativizar lo que considera la verdad) y una historia (una capacidad para preservar su experiencia como memoria -para transmitir a sus miembros su aprendizaje cultural). Visto de otra manera podríamos decir que una civilización es una cultura que puede imponer a otra (por la fuerza si es necesario) sus instituciones, su ideología y su historia.
Fue la invención de la escritura hace cinco mil años lo que permitió a las culturas avanzadas de entonces dejar un registro histórico de sus logros, a partir de lo cual fueron percibidas por nosotros como civilizaciones. Sin embargo, no debe creerse que la escritura de las civilizaciones más antiguas nos ha permitido conocerlas total o cabalmente. Primero, porque no todo lo escrito fue preservado o lo preservado se comprende. Segundo, porque la experiencia de una cultura no puede ser total o cabalmente escriturizada. El arte que hoy llamamos historia nos permite juntar los pedazos de lo entendido para establecer (por el razonamiento o la especulación) la secuencia, la duración y la dirección de una civilización. Para efectos escolares, la historia (o, mejor, la historiografía) occidental suele dividir el proceso civilizatorio occidental en cuatro edades: la antigua, la media, la moderna y la contemporánea. Los umbrales entre una y otra edad son definicionales o arbitrarios. En una edad podemos además identificar períodos o épocas. La idea es -esencialmente- facilitar la interpretación o comprensión de los fenómenos políticos y sociales que se localizan en un espacio cultural y geográfico determinado.
En occidente, las cronologías históricas son estructuradas a partir del primer año de la Era Cristiana (supuestamente, el primer año de la vida de Cristo, pero, aparentemente Cristo habría nacido unos años antes de este año inicial -que fue el 754 desde la fundación de Roma). La antigüedad se cuenta de manera decreciente ( por lo que se dice que algo sucedió del 560 al 420 AC); a partir de la Era Cristiana, la cuenta cronológica se hace de manera creciente (es decir, algo sucede del 420 al 560 DC). Los años de un siglo se leen como pertenecientes al siglo identificado por la centena siguiente (por ejemplo, el año 420 AC o DC pertenece al siglo V AC o DC -Nótese que los siglos se identifican con números romanos). La romano-cristiana no es la única cronología (pues hay también la judía, la musulmana, la hindú, la china), pero sí es la única universal.
En realidad, la organización enciclopédica de la historia de la humanidad -se hace académicamente según criterios occidentales, lo que en cierta forma es consecuencia, de la relativa occidentalización que las otras civilizaciones mundiales han, experimentado -con mayor o menor fuerza- en los dos últimos milenios. Lo que llamamos "civilización occidental" tiene un fundamento greco-latino-judeo-cristiano; ello revela que se trata de la resultante de una convergencia de varios procesos civilizatorios precedentes. Es una civilización de base europea. Dentro de esa civilización se habla de la cultura hispánica, la francesa, la británica, la alemana (la expresión de "civilización francesa", por ejemplo, sonaría así un tanto exagerada). En contraste se habla de una civilización americana (i.e., la anterior a la llegada de los europeos en 1492), la civilización árabe, la civilización hindú, la civilización china y hasta de la civilización japonesa, pero no de la "civilización africana" o de la "civilización polinesia", a menos que sea en el sentido de "la civilización humana en África" o "la civilización humana en la Polinesia", que -conceptualmente- serían designaciones indiscutibles.
Tenemos conocimiento de civilizaciones que ya han desaparecido, particularmente cuando se desarrollaron como imperios. Sabemos que los imperios tienen un ascenso, un zénit o apogeo y una decadencia, pero, usualmente, ningún imperio o civilización desaparece por completo, pues su herencia (i.e., sus instituciones) es recibida, preservada o transformada por otras culturas. Una civilización no es necesariamente algo muy viejo: la china lo es, pero la civilización árabe se institucionaliza como tal a partir del siglo VII dC. Hoy incluye a Egipto, si bien la civilización que denominamos "egipcia" (la de los faraones) sucumbió unos treinta años antes del comienzo de la Era Cristiana. En contraste, la antigua civilización china parece concluir con la abdicación del último emperador manchú en 1912. Pese a que hoy la China es una república socialista, no sería difícil visualizar este período de su historia como un estadio de su proceso civilizatorio.
(...) usualmente, ningún imperio o
civilización desaparece por completo, pues
su herencia (i.e., sus instituciones) es
recibida, preservada o transformada por
otras culturas.
Interrogantes
¿En qué sentido es válido hablar en singular de "la civilización humana"'?
¿A qué se denomina como "la pirámide de Maslow"?
¿Es la Grecia contemporánea parte do lo que se ha denominado "la civilización griega"?
¿Qué puede causar la decadencia de una civilización?
¿Qué ha contribuido a la expansión mundial de la civilización occidental? ¿Ha la sido esta expansión beneficiosa para las otras culturas y civilizaciones?
(*) Miembro del Departamento de Lengua y literatura, Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, ex-Decano de Estudios Generales.
Universalia nº 8 Sep - Dic 1992