Tse-lu dijo: "Supongamos, Maestro, que el príncipe del reino de Mei desea lo colaboración para administrar el gobierno. ¿Cuál sería la primera disposición al gobernar?"
El Maestro contestó: "Restituir el sentido original de las palabras."
"Verdaderamente", dijo Tse-lu, "te has equivocado. ¿Por qué sería necesaria tal restitución?"
El Maestro dijo: "Qué irreflexivo eres, Tse-lu. Un hombre noble no expresa su parecer sobre las cosas que no comprende.
"Si las palabras no son exactas, el lenguaje no estará en armonía con la verdad de las cosas, y ninguna acción puede ser realizada con buen resultado. Si las acciones no pueden llevarse a buen término, la moral y la música no florecerán. Cuando la moral y la música no florecen, la Justicia no discernirá correctamente los castigos. Cuando la Justicia no juzga con propiedad, la gente no sabrá cómo mover la mano o el pie."
"Por eso un hombre noble considera necesario que sus palabras sean exactas y que lo que él diga pueda ser cumplido cabalmente. Lo que el hombre noble debe buscar siempre es la máxima precisión de sus palabras, que en ellas no pueda haber nada incorrecto".
Confucio (551-479 a.C.).
Tercer Libro Clásico
Libro Segundo Hia-Lun.
Aunque el Logos es universal, la mayoría vive como si tuviera un entendimiento propio.
Heráclito (c. 500 a. C. )