Alba Rosa Hernández Bossio
1. La Quimera del Oro (1925) de Charles Chaplin
2. El Acorazado Potemkim (1925) de Sergei Eisenstein
3. El Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles
4. Ladrón de Bicicletas (1951) de Vittorio de Sica
5. Hiroshima, mon amour (1959) de Alain Resnais
7. La Naranja Mecánica (1971) de Stanley Kubrick
8. Muerte en Venecia (1971) de Luchino Visconti
9. E la nave va (1980) de Federico Fellini
10. Kagemusha (1980) de Akira Kurosawa
Uno no puede meter casi cien años de cine en un decálogo conclusivo porque ya el tiempo se encargará de variarlo. Sin embargo, la costumbre de hacer un listado con las diez mejores películas (del mundo, de Latinoamérica, Europa, de Asia, de EEUU) persistirá porque el hombre necesita leyes estéticas que luego rechaza, perfecciona o eterniza. Más que de filmes, ésta es una lista de autores. Quiero creer que en este ranking los filmes de Chaplin, de Eisenstein (todas las escaleras serán siempre la escalera interminable de Odessa), el profundo blanco y negro del Ciudadano Kane, las manos entrelazadas del niño y su padre en Ladrón de Bicicletas, siempre persistirán. No creo que el cine pueda vivir sin las imágenes de todos los filmes de Stanley Kubrick (creo que Barry Lyndon es el mayor homenaje de un cineasta a la novela del siglo XIX), ni los flagelantes medievales del Séptimo Sello ni las personae de Ingmar Bergman. Siento que Resnais y Visconti serán imborrables así como Fellini (su Satyricón hubiera complacido al inaprehensible Petronio). ¿Cómo dejar de ver el mundo sin Los Sueños de Akira Kurosawa?
Los números me obligan a dejar fuera de esta contestación que se llamó la nueva ola francesa (con Francois Truffaut y El niño salvaje, con Jean Luc Godard y Sin aliento); o al otro cine norteamericano encabezado por el innumerable Woody Allen de Manhattan, Francis Ford Coppola de Apocalypsis now o Martin Scorsesse de El Toro Salvaje; o, en enumeración caótica, El evangelio según San Mateo de Pier Paolo Pasolini, Ricardo III de Lawrence Olivier, Danton y Robespierre de Andrei Wajda, Memorias del subdesarrollo de Tomás Gutiérrez Alea, Psicosis de Alfred Hitchcock, Antonio Das Mortes de Glauber Rocha, Lucía de Humberto Solás, Z de Costa Gravas.
Afortunadamente la lista podría abarcar los mil y un filmes. O quizás le hubiera bastado tener uno solo: La llegada del tren en 1895 de Louis Lumiére.
Universalia nº 9 Ene - Mar 1993