Se encuentra usted aquí

Taller de expresión literaria Anagrama

 

Adriana González Lozada

COATLICUE

El pájaro sube
abre los ojos
alas de ruido
abre la piel
en un surco de abismo
y espera.

Observa el agua
pregunta de la tierra seca.
Detiene el péndulo
la pared de concha viva.

Una lengua hecha de lluvia
su boca de viento
llama a los dioses
con voz de lobo.

Se hunde su paso
abriendo una misma puerta
en las voces circulares.

El reptil cae del templo
los ojos perdidos
mostrando el rostro
en gesto torpe.

*

Si en este espacio
no hubiese luz
el león de la fuente
fuego de sueño antiguo
sería silencio de tierra
en mi vientre.

Caería
en este labio de sol
extendiéndome
como un camino.

Esperaría
en piedras de tiempo
gritando inaudible
desde mi piel.

* *

Veo llegar el silencio
en el tiempo
de vidrio espeso.

Escondidos en la tierra
párpados de yunque
atraviesan las caricias.

Voces inmóviles
en las sillas
arrancan mis dedos,
prisioneros desnudos
de su origen.

* * *

Era un concierto de brazos
habitando en mi olor.

El afilado altar sobre mi espalda,
voz desnuda,
mordisco helado en mis uñas.

Una lengua que sangra,
un ojo leve.

Se alza un grito en medio del tiempo
mientras contemplo tu rostro
de música extrema.

Orlando Corona Segura

I

No había nada que escribir,
no existía motivo, tampoco prisa.
¿Acaso estamos obligados a expresar nuestros
sentimientos?
Habrá alguna razón.
¿Tendrá motivos la luna para girar alrededor de la
tierra?
¿Tendrá motivos la muerte que nos arranca la vida?
¿Tendrá motivos el escalador que sube la montaña?
¿Tendrá motivos el odio que no deja que el amor fluya?
¿Tendrá motivos la rosa que florece en mayo?
¿Tendrá motivos el suicida?
¿El poeta?
Más, existe el sueño y la palabra,
ellas fecundarán un motivo, ese será mi alimento y mi alegría.

II

Sube una suave brisa por la piel
de la montaña.
Acaricia. Me lleva hasta la cima,
donde la voz se quiebra
con el grito.

III

Truenos en el mar,
resaca que aleja la orilla.
Delfines de marfil,
besos de la tarde que juega
en el horizonte

IV

Niebla en la colina
detiene la caída de la tarde.
Noche derramada ahoga el silencio.
Un soplo de viento abre
la oscuridad.

Universalia nº 9 Ene - Mar 1993