Se encuentra usted aquí

No sólo de mafia vive el crimen

Giancarla Marchi Bendazzoli
 
Un instrumento de extorsión común a
ambas mafias es el cobro mensual de
sumas de dinero. En Italia se denomina
pizzo, mazzetta o tangente (comisión,
soborno). La tangente es un porcentaje de
dinero sobre las ganancias de negocios
realizados o que se van a concretar la cual
es pagada por comerciantes, industriales y
funcionarios públicos a los capos
mafiosos.

Aun cuando la mafia es siempre noticia y es palabra de uso recurrente, sus orígenes no están totalmente claros. Algunas fuentes indican que se inició en Sicilia en el siglo XIV bajo la forma de asociaciones clandestinas cuyo fin era defenderse. En ese entonces, la isla estaba gobernada por regímenes extranjeros y despóticos los cuales alienaban y exasperaban al pueblo. Otras fuentes establecen que los fundadores de la actual mafia fueron los vigilantes de los grandes latifundios sicilianos hacia finales del siglo XIX. Estas personas se denominan campieri (proveniente de la palabra campo). El pueblo los reverenciaba y temía ya que eran influyentes (pues tenían el poder de contratar mano de obra para el trabajo del campo).

La mafia siciliana se llama Cosa Nostra y está compuesta por "familias". Cada familia tiene unos veinte hombres, está organizada de manera jerárquica y tiene un capo que la dirige llamado Boss, Don o Mamma Santissima quien tiene a sus órdenes varios "hombres de honor". Cada familia controla un territorio y vive de negocios ilícitos. La extorsión es uno de los negocios preferidos y es, hoy en día, efectuada por los miembros pertenecientes a los más bajos peldaños de la jerarquía mafiosa. La extorsión generalmente es definida como "protección"; protección que la mafia ofrece a los comerciantes e industriales, quienes, atrapados en su red, deben luego protegerse de ella misma.

Esta situación se ha convertido en un problema cultural. La gente común teme a los mafiosos y se vuelve cómplice de sus fechorías. La complicidad o connivencia tiene dos formas: activa y pasiva; o sea, la de quienes pagan para ser protegidos, so pena de muerte, y, la de quienes temen una eventual protección. Además, muchos de los que viven en las zonas de influencia mafiosa, viven del trabajo legal generado paradójicamente por actividades mafiosas ilegales.

La Cosa Nostra se rige por un peculiar y estricto código de justicia llamado omertá o código del silencio, por el cual cualquier hombre de honor tiene terminantemente prohibido hablar sobre los asuntos que conciernen a su familia y bajo ninguna circunstancia puede recurrir a la ley para resolver problemas. Son los miembros de la familia los que toman en sus manos la justicia... y no la ley.

Por otro lado, la ola migratoria que se produjo en Europa a finales del siglo pasado movilizó algunos miembros de la Cosa Nostra siciliana quienes se establecieron en los Estados Unidos fundando una organización similar a la original denominada "La Cosa Nostra Norteamericana". La mafia extendió de esta manera sus tentáculos mucho más allá de su esfera de influencia en el Mediterráneo. Cabe destacar que estas dos organizaciones son independientes y trabajan en sectores diferentes. La mafia siciliana se ha especializado en la refinación y el tráfico de heroína y cocaína y por lo tanto controla parte del narcotráfico mundial. La mafia norteamericana se desenvuelve también en otros tipos de negocios ilícitos tales como la prostitución y los juegos de azar. Un detalle curioso a este respecto es que la rígida moral siciliana, llevada al extremo de lo inverosímil, no permite que los hombres de honor estén envueltos en negocios de prostitución, ya que esto sería altamente degradante. Un instrumento de extorsión común a ambas mafias es el cobro mensual de sumas de dinero. En Italia se denomina pizzo, mazzetta o tangente (comisión, soborno). La tangente es un porcentaje de dinero sobre las ganancias de negocios realizados o que se van a concretar, la cual es pagada por comerciantes, industriales y funcionarios públicos a los cipos mafiosos. Últimamente, el uso de la tangente se ha difundido en ambientes y grupos que no son de origen mafioso.

Pero, desafortunadamente, no sólo de mafia siciliana vive el crimen ya que existen otras organizaciones criminales similares a ella. La Camorra en la región de Campanil, la Ndrangheta en Calabria y La Sacra Corona Unita en Puglia. Estas organizaciones son grupos con fines ilícitos, los cuales, al igual que la Cosa Nostra, tuvieron sus inicios en el sur de Italia.

La Camorra es un fenómeno citadino de tipo mafioso (exclusivo de la ciudad de Nápoles) originado en el siglo XVII en la actual región sureña italiana de Campania, cuando ésta se encontraba bajo el dominio del Rey de España que era además Rey de Nápoles. En sus inicios era una asociación secreta de autodefensa cuyos miembros se desconocían ya que llevaban máscaras. Esta organización adquirió poder y pronto impuso su voluntad. En la Camorra se encontraban involucrados altos personajes de la vida pública quienes tenían poder social y político. El gobierno de Nápoles lo utilizaba para hacer operaciones policíacas secretas. Eran instrumentos para infundir temor en la población.

La Camorra se fortalece con las mismas actividades ilícitas de la mafia. Al igual que la Cosa Nostra, se aprovecha de la extorsión. Por ejemplo, cuando hay una licitación para una obra pública el ganador es localizado por la Camorra y se le pide un porcentaje sobre el valor total de la licitación. Otras actividades realizadas son el contrabando, el juego de azar, el narcotráfico y prostitución. En tiempos pasados, la Camorra se especializó en el ataque a gandolas, las cuales eran vaciadas y la mercancía distribuida y vendida.

En Puglia, desde hace 20 ó 25 años, ha nacido una organización criminal llamada La Sacra Corona Unita. Su estructura es similar a la de las otras organizaciones de tipo mafioso e interviene en el mismo tipo de operaciones, pero sus integrantes se unen en "clanes". Por otro lado, en Calabria se da el fenómeno de la Ndrangheta. Esta organización se especializa en secuestros de personas y en la manera de pedir el rescate. El secuestrado es pasado de cosca en cosca y cada una pide un rescate (cosca es el equivalente a familia o clan).

En Italia se han promulgado leyes dirigidas a combatir las organizaciones de tipo mafioso. Se permite la indagación de cuentas bancarias con cifras exorbitantes, o cuyo origen no sea claro. En cuanto a los secuestros existe una ley que prohíbe el pago de rescate. Los bienes de la familia de la persona secuestrada son congelados apenas la noticia de un secuestro es pública. Sin embargo, los centenares de familias, cosche (léase coske) y clanes que operan en Italia siguen su trabajo imperturbados. La connivencia entre parte del pueblo y los criminales es un factor que desgraciadamente alimenta el crimen. El temor de perder la propia vida y la de los familiares lleva a caer en la trampa de la extorsión.

Hoy en día las organizaciones de tipo mafioso no son células de defensa como lo fueron en sus orígenes. Forman parte del tejido económico no sólo de Italia sino de muchos otros países. Tienen como fachada negocios biIlonarios totalmente legales, fruto del lavado de dinero. Son células de apoyo para ciertos funcionarios gubernamentales sin moral ni norte y para individuos inescrupulosos y mediocres cuyos valores se fundamentan en el poder y el dinero. En resumen, estas organizaciones se han convertido en una enfermedad que afecta el tejido social, político y económico de un país.

Este morbum italicum tiene un sinónimo: "corrupción" y decididamente no está limitado a las cuatro regiones italianas que se han mencionado, ni tampoco se circunscribe a la Cosa Nostra. La mafia organizada en Sicilia existe y funciona en muchas otras latitudes, tal vez, con diferente denominación.

Aniquilar mafia y corrupción significa librar una dura batalla en contra de esta enfermedad en proceso de metástasis.

Fácil decirlo, pero ¿cómo lograrlo? Tal vez luchando con entereza frente a la actitud mental que genera la riqueza desmesurada, el facilismo, el paternalismo, el clientelismo y el poder, los cuales, a su vez, abren el camino a la desigualdad y a la deshonestidad. Declararse enemigo de tales males quizás sea el inicio para que éstos lleguen a su fin, así como el de aquellas organizaciones que los llevan como bandera.

Universalia nº 9 Ene - Mar 1993