Enrique Bustamante Cedeño
La, narrativa de Jorge Luis Borges desdibuja, insistentemente la frontera, entre realidad ,y ficción.
La historia, la metafísica, las religiones, hasta las matemáticas, se vaporizan
-pierden la solemnidad de las ortodoxias-
para condensarse luego, capaces ya de una devastadora ironía, en la imaginación.
Quedan, sumidas como metáforas en la literatura, esa vasta ni metáfora de la realidad.
El ensayo de Enrique Bustamante es una entrada al laberinto borgeano tanto desde su retórica como desde, su sentido transgresor del tiempo y el espacio. Así, vemos como inconscientemente (?) se apropia de la parodia, la glosa, la atribución arbitraria, el anacronismo, la alusión, la ironía, el humor y lo fragmentario para propiciar -él también- el asombro poético.
Violeta Urbina
Breve Introducción
Sólo diré aquí que el presente "trabajo" sirve de enlace para unir las ideas obtenidas en los cursos de Estudios Generales: Humor, Ironía y Parodia en la Narrativa Latinoamericana Contemporánea y El Cuento Latinoamericano: Jorge Luis Borges. Me he permitido hacer esto (entre otras cosas) porque me siento amparado por la movilidad que otorga el carnaval.
No diré más porque "choca" con el contenido de las páginas que siguen. Y decir algo más, sería recordarme y recordarle a usted (fatídicamente) que esto es (debió ser) un "trabajo".
Por último, el lector deberá olvidar que leyó esta página.
Por si usted no lo ha notado, porque a veces parece no tener idea de lo que digo (sólo intentaba reafirmar su superioridad como narrador), hemos estado hablando de "El Aleph" y se lo digo porque ya es obvio. En el momento en el que ocurren los hechos claves, para mí, parecen adquirir especial importancia el ambiente y la atmósfera que se crea en torno a éste. Cuando Daneri refiere su encuentro con el Aleph, señala: "Bajé secretamente, rodé por la escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el Aleph". El sótano oscuro, la empinada escalera prohibida, el deseo de encontrar algo y la caída pueden haber contribuido a descubrir (o imaginar) el Aleph. Quizá usted me dirá que Borges (narrador - personaje) también lo vio y yo le diré que rápidamente analicemos las circunstancias: Borges se encontraba excitado, estaba lleno de "maligna felicidad" producto de la locura de Daneri (mantenga esto detenido en su mente). Luego Daneri le invita una "copita de seudo coñac" (p. 624) y le habla de algunos elementos necesarios para ir creando una atmósfera apropiada. Ya casi para forzarlo a verlo, le dice: "claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio..." (Me interrogué: si el receptor de una comunicación no llega a captarla, ¿se invalida la comunicación por incomunicable? ¿Problema del receptor, del emisor o del medio comunicacional?) Cuando Borges se encuentra dispuesto en el "escenario" llega a darse cuenta de que se "había dejado soterrar por un loco luego de tomar un veneno" (p. 624) (subraye, por favor, la palabra "loco") y de que "Carlos, para defender su delirio, para no saber que estaba loco..." tenía que matarlo. Agrega: "sentí un confuso malestar, que traté de atribuir a la rigidez y no a la operación de un narcótico. Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph". No puede decirse menos que el hecho de ver el Aleph pareciera estar preestablecido por una combinación (favorable) de ambiente, atmósfera y estado psicológico. Estado psicológico que se relaciona con que "basta el conocimiento de un hecho para percibir en el acto una serie de rasgos confirmatorios antes insospechados" (p. 623).
(Hizo esta pausa, menos que por querer hacerla que por aumentar mi interés).
Todo lo que he dicho recientemente obedece a que durante el tiempo de carnaval se establece una cierta familiaridad que sólo podemos restituirla (en la literatura) en ciertos ambientes y bajo ciertas condiciones. Preciso, en el Aleph el licor (revise las dos veces en las que se menciona) le incorpora a los acontecimientos cierta locura. Le permite a los personajes salir de sus posturas (desentronizarse). Me miró y dijo: objételo (quería obligarme a analizar los hechos). Al salir de sus posturas, comienzan a estar como "fuera de orden" Dicho en una palabra, parecen estar locos. El primer proceso se observa (por supuesto) en Carlos Argentino Daneri, luego Borges se deja atrapar por esta locura. Bajtin, señalaría que "hubo una propagación de las desavenencias". Traiga a su memoria las dos cosas que de loco le dije que guardara (sonrió, por la ausencia de la "s"). Piense en ellas y luego vuelva a pensar en ese estar fuera de orden. Y como hablamos de estar fuera de orden y de la locura, pensemos en Pierre Menard. ¿Cuál es el propósito de Pierre Menard? Escribir el Quijote, pero "seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard". ("Pierre Menard, autor del Quijote", p. 447). Propósito meramente asombroso. Hay aquí muchos detalles interesantes (y simpáticos) pero (nuevamente) no puedo citarlos todos. Me bastaría ser inmortal para llevarlo a cabo. E1 lector y usted (me miró intimidadoramente) deberán subrayar todas las ironías y aparentes contradicciones en las que cae Pierre Menard y el autor del texto (no de éste, sino de aquél). A manera de recomendación, puedo decirle que relacione algunas con propósitos imposibles. Debe recordar que Pierre Menard tenía un "hábito resignado o irónico de propagar ideas que eran el estricto reverso de las preferidas por él` (p. 449). Otro dato: "un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto" ("Tlon, Uqbar, Orbis Tertius", p. 439). Otro: en el carnaval toda idea (todo símbolo) contiene en "perspectiva la negación y su contrario"'. Suficiente. Ahora usted sólo aplique todo esto (y más) en el texto. Analicemos la empresa de Pierre Menard y del narrador.
(Removió su trago. Yo trataba veloz, pero inútilmente, de recordar este texto).
Para lograr su empresa Pierre Menard se pasea por una serie de posibilidades, teniendo siempre presente que "la empresa era de antemano imposible" (p. 447) y que todos los medios para llevarla a término eran (también) imposibles. Pero esto no lo detiene (lo anima, lo incita). Casi en síntesis Pierre Menard deberá ser Miguel de Cervantes (asumirse como tal) siendo Don Quijote. Para esto deberá desprenderse de un pasado que lo vincula (o desvincula) con la obra. Debe tratar de ir sintiendo esa necesidad que sintió Cervantes para escribir el Quijote. Y en esto juega un papel importante el hecho de tener una empresa imposible y un deseo casi infinito de llevarla a término. Así debió sentirse Cervantes, así debió sentir el Quijote. De esta forma Pierre Menard estaría teniendo esa experiencia que quería (necesitaba) para llegar al Quijote. Debe estar claro que la empresa es (parece) una locura. Pero aún así el narrador del texto tratará de "justificar ese dislate" (p. 446). El lector debe percibir que ha habido una propagación de la locura. Pierre Menard debe sentir la locura de Cervantes (y del Quijote). Así mismo el narrador deberá sentir (para poder justificar) la locura de Menard, lo que a su vez implica sentir la locura de los otros dos. (Lo sentí muy entusiasmado hablando de locura.) Ya que esta obra no forma parte de la "obra visible" de Menard sino de "la subterránea, la interminablemente heroica, la impar" (p. 446). Menard "no permitió que fueran examinadas por nadie y cuidó que no le sobrevivieran" (p. 450). En vano, el narrador ha procurado reconstruirlas. No sé si resulta claro que la empresa es (parece) una locura (y quizá esto no sea lo injustificable) pero el mecanismo para llevarla a término parece (es) el más adecuado.
(Pausa... trataba de relacionar y evaluar sus ideas, él intentaba no darse cuenta de esto...).
No estoy al tanto de poder saber si usted recuerda o no el texto (nuevamente quería sentirse superior) pero si acaso recordara tal vez podría usted notar que casi al final parece operar un proceso de inversión en el narrador. Llega a admitir que en el Quijote "final" se pueden observar algunos rasgos de la escritura "previa" de Menard. Lo cual no lo desdice sino que "podría" atribuirle credibilidad al hecho de que Menard haya (hubiera) escrito el Quijote. Digo "podría" ya que el narrador no parece estar muy cuerdo. (Recuerde la propagación de la locura.) Hay algunas cosas que (como es lógico) yo no he podido (creído) entender. Hablemos de la técnica nueva con la cual Menard ha enriquecido "el arte detenido y rudimentario de la lectura: la técnica del anacronismo deliberado y de las atribuciones erróneas" (p. 450). Pensemos además, en que "desgraciadamente, sólo un segundo Pierre Menard, invirtiendo el trabajo del anterior, podría exhumar y resucitar esas Troyas...". Esto nos permitiría reafirmar esa idea de que el narrador tiene que asumirse Pierre Menard. De esta forma el narrador puede haberse contagiado de Pierre Menard "su hábito resignado o irónico de propagar ideas que eran el estricto reverso de las preferidas por él" (p. 449). Luego la lectura se enriquecería al atribuirla a otro autor ya que éste de haber escrito esa obra la habría escrito a partir de sus experiencias (y no de las de otro). Es decir, el autor (como Pierre Menard) tendría que haber recreado un ambiente (unas situaciones) que le pertenecieran a él y que le permitieran nacer en la necesidad de escribir ese texto. Así, al conocer el nombre del autor lo ubicaríamos dentro de su época y analizaríamos la obra en "directa correspondencia" con su tiempo y con las otras obras que se le "atribuyan" al autor. Tendríamos que imaginar al autor asumiendo las vivencias que le permitirían escribir la obra. Por consiguiente las interpretaciones serían múltiples (por no decir infinitas). Por último un comentario, analice la profanación en esta obra: ¿es un cuento?, ¿un ensayo?".
(Pausa: tomó su trago, miro al cantinero, me miró y yo no tuve tiempo sino para garabatear algunas ideas.)
Universalia nº 11 Sept - Dic 1993