C. S. Lewis
Sobre la investigación
El otro mal (en mi opinión) es el íncubo de la "Investigación". El sistema, creo, fue el primero ideado para atraer a los americanos y emular a los científicos. Pero los americanos más eruditos ya están hastiados de esto; como uno de ellos me dijo, "supongo que nosotros teníamos que ir dando a cada ciudadano un Ph.D poco después del nacimiento, al igual que el bautismo y la vacunación". Y es ciertamente claro por ahora que las necesidades de las Humanidades son diferentes de aquéllas de las Ciencias. En Ciencia, infiero, un estudiante joven y fresco desde su primer escalón en el Tripos puede realmente participar en el trabajo de uno de sus Seniors en una forma que sea útil a sí mismo y también a la materia. Pero esto no es cierto en el hombre que ha obtenido su primer grado en el área de Literatura Inglesa o Idiomas Modernos. Tal hombre, lejos de ser capaz o de estar ansioso (pues por definición, no es un tonto) de aumentar la suma del conocimiento humano, quiere adquirir mucho más del conocimiento que nosotros ya poseemos. Ha comenzado a descubrir recientemente cuántas cosas necesita conocer para desarrollar sus intereses en germen; que necesita economía, o teología, o filosofía, o arqueología (y siempre unos cuantos idiomas más). Sacarlo de estos estudios, clavarlo en una pequeña investigación, cuya justificación principal es frecuentemente que nadie la haya hecho antes, es cruel y frustrante. Se malgastan años que nunca volverá a tener; pues un viejo proverbio dice "toda la velocidad está en la mañana". Lo que mantiene el sistema en funcionamiento es el hecho de que se vuelve cada vez más difícil obtener un trabajo académico sin un "grado de investigación" ¿Pueden las dos antiguas universidades hacer algo en combinación para desbaratar esta mala usanza?
Sobre los periódicos
Pienso que están muy equivocados quienes dicen que los escolares deberían ser animados a leer los periódicos. Casi todo lo que el muchacho lee allá en su adolescencia, antes de que cumpla los veinte años, se sabrá que ha sido falso en énfasis e interpretación -si no en el hecho también-, y la mayor parte de ello habrá perdido toda importancia. La mayoría de lo que él recuerde lo tendrá que olvidar luego; y probablemente habrá adquirido un gusto incurable por la vulgaridad y el sensacionalismo, y el hábito fatal de "revolotear" de párrafo en párrafo para averiguar que una actriz se ha divorciado en California, un tren se descarriló en Francia, o el nacimiento de unos cuádruples en Nueva Zelandia.
Universalia nº 11 Sept - Dic 1993