Se encuentra usted aquí

Árboles pueden caer

Juan Lecuna

Cerca de donde vivimos en Caracas, una calle angosta, en pendiente y serpentina, conduce a otras partes de la ciudad, después de cruzar una colina casi desierta. Digo casi, porque sólo hay dos casas en varios kilómetros a la redonda. Ambas casas son bastante viejas y están localizadas en la parte más estrecha y empinada de la carretera. De noche es peligroso acercarse por esos lugares por lo solitario y porque una espesa neblina impide ver lo que puede estar en el camino. Hay pinos y eucaliptos a ambos lados, y un letrero advierte: "ÁRBOLES PUEDEN CAER" .

Ahora bien, me ha llamado mucho la atención el aviso, porque así no se escribe en nuestro país esas advertencias. De muchos otros modos se alertaría ante la posible caída de los viejos árboles.

He hecho unas averiguaciones y creo haber develado el misterio: en una de las casas vive un matrimonio venezolano, con hijos ya casados; la otra casa es una residencia para sacerdotes mayores en situación de retiro. Los religiosos pertenecen a una orden francesa, y son todos de proveniencia europea o canadiense. No hay duda, pues, acerca del origen del curioso letrero, lo escribió alguna de los padres, seguramente preocupado por la seguridad de su prójimo.

¿Trivial?

Trivial. Pero los matemáticos nos alertan contra las soluciones triviales; detrás de ellas se esconden otras soluciones terribles, complicadas, irracionales, imaginarias.

Así que podría haber otra posibilidad.

En la casa de enfrente a lo mejor vive un poeta, ya que, para un poeta:

Árboles pueden caer, árboles que fueron antes árboles de un amanecer, amanecer de nuestro querer

Et coetera.

Universalia nº 11 Sept - Dic 1993