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Politically correct

Umberto Eco
Traducción de Jorge C. Cruz (C) La Nación (Buenos Aires, Argentina)

Es sabido que desde hace años en las universidades norteamericanas se habla de Politically Correct. En la defensa de todas las minorías oprimidas, incluidos los animales, en la candente batalla contra el gender erasure (la marginación histórica del género femenino), en la tentativa de borrar toda forma de discriminación respecto de lo diverso, sea racial, preferentemente sexual, de constitución física, se empeña una gran batalla por eliminar del lenguaje corriente todas las expresiones que en cambio subrayan y replantean las varias discriminaciones.

Ha aparecido recientemente en los Estados Unidos un pequeño libro, The official Politically Correct Dictionary and Handbook, de Henry Beard y Christopher Cerf. Se trata de un libro satírico, porque lleva el principio hasta las últimas consecuencias. Por cierto que muchas de las propuestas que en él aparecen son obra de hombres divertidos, entre los cuales se cuentan los mismos autores, pero algunas de las más sorprendentes provienen, en cambio, de fuentes oficiales o casi, como el Office of Student Affaires del Smith College, o de grupos feministas o de docentes universitarios radicales.

¿Quién dijo que feo debe decirse "cosméticamente distinto" y calvo "folicularmente desaventajado"? Los autores, a través de fuentes apócrifas.

Pero ¿quién dijo que no se debe decir History (porque his en inglés quiere decir "suyo, de él"), sino Herstory (la suya, de ella)? La propuesta fue formulada seriamente hace años y ahora la registra el Random House Webster's College Dictionary con la definición "usado como forma alternativa para distinguir o enfatizar la particular experiencia de las mujeres". Haciendo caso omiso de la etimología.

¿Quién dijo que ya no se debe decir dentadura postiza sino "dentadura alternativa"? Pues los bromistas de los autores. Pero ¿quién dijo que differently abled debe sustituir la idea mentalmente inestable, que "cronológicamente dotado" es más respetuoso que "viejo" y que es mejor decir "éticamente desorientado" que deshonesto? Fuentes serias, o que se toman en serio.

Y no es una invención en broma que los ciudadanos norteamericanos de origen asiático, que antes eran definidos de origen oriental (y la palabra no tiene connotaciones necesariamente menospreciativas) estén pidiendo que se los defina como AsianAmericans por el simple hecho de que "oriental es adjetivo que refleja el punto de vista del occidental (y a decir verdad, cuando sus padres emigraban a los Estados Unidos, eran ellos los que iban de Occidente a Oriente).

Por otra parte, los autores subrayan que aún las fuentes gubernativas dan buena prueba de Politically Correct cuando hablan de "apoyo aéreo" para decir bombardeo, o de "fuego amigo" para indicar a los soldados norteamericanos que por error se matan entre sí, y recuerdan que en 1984 un informe del Departamento de Estado, para decir que en El Salvador y en Chile estaban masacrando a los opositores políticos, hablaba prudentemente de "arbitraria privación de la vida".

Este librito ha sido escrito para hacer reír a la gente. Pero en su conjunto sugiere cómo incluso la más noble de las tendencias puede alcanzar formas de mojigatería e hipocresía. Por cierto que las palabras tienen importancia, pero no resuelven todo; entre nosotros, a los barrenderos se los llama trabajadores ecológicos, pero creo que en el corazón de cada trabajador ecológico queda cierta amargura por el hecho de no ser comerciantes en diamantes. La reforma del lenguaje a veces puede servir de coartada virtuosa y antes que eliminar las diferencias simplemente las cubre. Y es fácil que las buenas intenciones se transformen en mala conciencia.

Hace muchos años, los que entonces eran llamados primero y ultrajantemente negroes y luego, con discriminatoria elegancia, colored people, pretendieron que se los llamara blacks. Pero son conocidas las vicisitudes de las palabras, cuando se miden con la realidad: así como, si el presidente de los Estados Unidos va a hacerse lustrar los zapatos, hay grandes posibilidades de que el presidente sea blanco y el lustrabotas black, ahora los negros de Norteamérica prefieren la definición de African-Americans. Es obvio que el deslizamiento progresivo hacia el término menos discriminatorio se detendrá sólo cuando un presidente negro se haga lustrar los zapatos por un blanco.

(*)Umberto Eco (1932) es profesor de Semiótica en la Universidad de Bolonia. Ha desempeñado actividades docentes en las Unviversidades de Turín, Florencia y Milán y dado cursos en varias universidades de los Estados Unidos y Latinoamerica. Entre sus obras se encuentran: Obra Abierta, Apocalípticos e integrados, La estructura ausente, Tratado de Semiótica general y Lector in Fabula. En 1980 publica su novela El nombre de la rosa y en 1988 El péndulo de Foucault.

Universalia nº 12 Ene - Jun 1995