Rodrigo Conde*
De vez en cuando el debate especialista versus generalista vuelve al diálogo y a la reflexión en el ambiente universitario. Al trabajar en una universidad tecnológica pensamos que estas polémicas sólo se dan en áreas como computación, ingeniería, biología, etc. Sin embargo está bien que sepamos que también esto mismo está pasando en diversas áreas de las Ciencias Sociales.
Por Internet he podido ver una polémica reciente en algunos países europeos en que, por ejemplo, frente a diversas especializaciones en Historia, Filología, Lingüística, Literatura, etc, está tomando fuerza una nueva carrera que aglutina a todas ellas llamada Humanidades y que hasta hace unos 30 años se llamaba Filosofía y Letras.
Los profesores universitarios están conscientes de que si algo queda claro es que Humanidades, que pretende ofrecer una educación generalista y transversal que haga honor a su nombre, se sitúa exactamente en los antípodas de lo que son los estudios de Letras en la Universidad, que desde finales de la década de los setenta han sufrido un galopante proceso de centrifugación.
La desaparición de la carrera de Filosofía y Letras degeneró, entre otras cosas, en la proliferación casi infinita de Filologías o en la trituración de la Historia en periodos cada vez más reducidos y, en general, en una especialización ad infinitum de cada una de las materias.
Ante toda carrera nueva no es de extrañar que los estudiantes se quejen de ser "conejillos de indias". Pero muchos profesores reaccionan con vehemencia, asegurándoles que con esta formación no tendrán problemas cuando a los 35 o 40 años tengan que buscar un segundo empleo, porque se les ha proporcionado unas neuronas flexibles. El problema lo tendrán quienes se han especializado.
Pese a todo ello, lo cierto es que es una titulación en auge. No sólo empiezan a proliferar las grandes empresas que buscan a generalistas con buen criterio, porque especialistas ya tienen y de todo tipo, sino que en aspectos más concretos, como en los concursos para profesores de secundaria, los de la nueva carrera de Humanidades cuentan con grandes ventajas ya que tiene un conocimiento más general, dominan todas las áreas, mientras que los de Literatura, Filosofía o Historia no saben más que de una cosa. La perversidad del sistema de los concursos nace de la necesidad de crear empleo y repartirlo entre los allegados. Se trata sólo de garantizar cuotas de poder, de crear oferta especializada, tan especializada que ningún otro que no haya salido del departamento pueda presentarse a dichos concursos.
Así pues este tema referido al campo de las Ciencias Sociales se puede ver "mutatis mutandis" al campo de las Ingenierías o al de otras ramas del saber tecnológico. En las recientes elecciones se dejaba entender que los pensa de diversas carreras de la USB se han rellenado demasiado de asignaturas que son demasiado especializadas y que son para los estudios de Postgrado. Algunos candidatos propugnaban que había que cambiar esto y mientras tanto los profesores se quejan de que los alumnos cada vez manejan menos asignaturas básicas como matemáticas o física. Creo que hacen falta más horas para asignaturas fundamentales y dejar a posteriori muchas asignaturas que parecen más de relleno que de otra cosa.
Para ilustrar un poco este aspecto diré que hace unos meses me vino profundamente preocupado un alumno porque siendo estudiante de Ingeniería Mecánica quería pasarse a Ingeniería de Producción y no le habían dado el cambio. Yo le dije: ¿Es que acaso hay mucha diferencia entre una carrera y la otra? Lo importante es que seas un buen ingeniero y después haces un postgrado en aspectos relacionados con la producción. ¿Cuántos ingenieros no están desempeñando actualmente funciones de gerentes en las principales empresas venezolanas? Mejor es tener una buena base ingenieril y después la vida hará que te desempeñes unos años en una rama y después en otra bastante diversa. Los tiempos cambian, pero si tenemos unos buenos principios básicos de formación seremos capaces de adaptarnos a lo que nos venga encima ya que tendremos, como he dicho antes las neuronas flexibles.
Pienso pues que el panorama que están viviendo otros países nos puede hacer reflexionar e iluminar en una universidad tecnológica como la Simón Bolívar. Por eso valgan estas preguntas a modo de conclusión interrogativa: ¿Cuáles son los nuevos requerimientos que el mercado está pidiendo para nuestros egresados? ¿Es la especialización extrema el camino preciso para una formación más competitiva? ¿Salen bien formados, en ciencias básicas, nuestros egresados para competir en el mercado laboral?.
*Dpto. de Ciencias Sociales. Lic. en Teología. 1987. Maestría en Teología. Univ. Gregoriana de Roma 1990. Maestría en Historia de América. UCAB 1994.
Universalia nº 15 Abril-Diciembre 2001