Se encuentra usted aquí

Héctor Salvador Vázquez

Veredicto 2001
Concurso Literario Anual
Mención Poesía "Iraset Páez Urdaneta"
Primer Premio

Héctor Salvador Vázquez
Estudiante de Ingeniería de Computación

 

¿Por Qué?

Preguntas por qué te quiero
y me has dejado indagando
-Coma,
(Pienso)

Solo creía quererte,
aún no sabía por cuánto
-Tres puntos...
(Siento)

Yo simplemente te quiero
-Punto.
¿Me preguntas que por qué?.

Te quiero porque te siento,
te siento porque no puedo
sobrevivir a tus ojos,
al huracán de tu risa,
al torbellino en tus manos,
a tu volcán de caricias,
a la dulzura en tus labios.

Te quiero porque en la mesa
donde mi espíritu cena
se me han sentado tus besos
a deleitarse en caricias,
y se ha acercado la brisa
para traerme tu eco.
(Respiro)

Te quiero por lo que eres,
no por lo que llevas puesto.
Te quiero por la dulzura
de tu voz (cuando me cantas).

Te quiero a lo inexplicable.
Te quiero por la incesable
tormenta de sentimientos,
orquesta de sacramentos
dictándome que te quiero.
(Suspiro)

Te quiero por tus cabellos,
por tu dedito chiquito,
tu cicatriz del ombligo,
por tu vacuna en el brazo.
(Sonrío)

Te quiero, a ratos, por darme
de tu inefable belleza,
de tu elocuente deseo,
de la enamorada presa
dentro de tu azul dureza

Te quiero por lo que sientes,
no por lo que aparentas.
Te quiero cuando te acercas,
desde que sé que te quiero...

-Punto.
(Respiro)
(Descanso)
(Me admiro)

¡Ahora sí sé que te quiero!

 

Bárbara salió temprano...

Bárbara salió temprano,
pero no fue a encontrarse con el sol.
No.
En su lugar, prefiere la luna.
La mira de recelo, la aprecia, la venera.
Sólo se sienta a verla, y es de ensueño;
sólo le presta un rato sus ojitos;
sólo le pide a gritos de su brillo.

Bárbara salió temprano,
pero no fue a encontrarse con el aire,
no.
En su lugar, prefiere el agua.
La siente resbalar por la ventana.
La escucha diligentemente hacer la cama
de agua, sobre el suelo
que ha dormido siempre sus sembrados,
cuando llueve
- si es que llueve -
(porque Bárbara salió temprano,
pero no fue precisamente a hacerse lluvia)

Bárbara salió temprano.
Salió ayer desde algo muy temprano
a encontrarse con la niña aquella, la bonita;
a encontrarse con los ojos limpios, con la calma,
con la luz, la vida, la alegría.
Fue a encontrarse con la senda de regreso a casa.

Y eso pasa.
Eso cada tanto tiempo pasa.

Y es que siempre Bárbara soñó alegría.
Y es que siempre Bárbara vivió en la luna,
porque quiso Bárbara drenar del agua
que le impedía despertar al alba,
que le obligaba a diligentemente hacer la cama.

Así que ahora vive;
ríe, siente, mira y calla.
Y es feliz en medio de la lluvia.
Mira al sol y toma de sus rayos.
Siente el beso que le roba el aire.
Se deleita con la transparencia
de la sutileza ajena que es la vida.
Y ya es vida.

Ríe.

Bárbara salió temprano,
pero no fue a encontrarse con la noche.
¡No!...
Salió, esta vez, directo a ver el sol.
Salió temprano a recoger su vida.
¡Salió temprano a despertarse en Vida!

Oda tibia para cada primer beso
Me acerco.
Y mientras te acercas,
voy sintiendo, despacio,
lentamente,
cómo sujetas mis manos,
cómo te toman las mías.
Y nos vamos permitiendo cercanía.
Tus labios entreabiertos tiemblan
cuando mis manos se te escapan
y te toman la cintura,
para pasear en tu espalda,
bajando y subiendo a ratos,
apretando y consintiendo
-siempre sintiendo.
Entonces, rozan mis labios tu boca
cuando cierro
lentamente
mis ojos
te provoca.
Comienza a sonar la orquesta,
toda una fiesta de luces
y hasta bombos y platillos.
Y una pequeña sorpresa
que vibra desde el diafragma,
desde adentro de la vida,
recorriendo nuestro cuerpo,
que ahora es uno
y ya no existe.
Y así descubro la humedad de tu dulce boca;
y así descubro, ardiendo, el ardid de tus besos;
y así descubro qué se siente al primer tacto
- como impacto -
con tus besos

Playa

Estoy aquí, junto a la playa.
Tengo frío y es muy tarde.
Te escribo; tomo un papel y me río.
Te pienso, miro la luna y me escondo.
Y así te siento aquí, muy hondo
como un río.
Estoy aquí junto a las olas,
y a su sonido en las rocas.
Te miro, en una estrella, y me río.
Te siento, aquí a mi lado, y respiro,
y de tu ausencia tomo el vino,
como en vivo.
Te escucho, como si me hablas te escucho;
como un susurro muy tuyo
cuando deseas tenerme.
Me río, de tus locuras me río,
pues te imagino saltando,
como una niña, gritando,
revoloteando en mi playa,
dejando un canto en las rocas
con el latir de tu pecho.
Porque lo siento muy mío, como te sé mía,
porque me gusta tu risa como compañía,
porque quisiera tomarte y darte la alegría
cada día
Para variar, hacerte mía.
Para sembrar, en ti, mi afecto.
Para segar, de ti, mi vida,
para saciar mi extraña sed,
loca y compulsiva,
extravagantemente mía.

Universalia nº 15 Abril-Diciembre 2001