Se encuentra usted aquí

Escuchar con una Nueva Conciencia

Francisco A. Díaz Espósito*

La música, a lo largo de las diferentes eras y etapas de la evolución del hombre, ha sido causa y efecto de las sucesivas expansiones de conciencia en el hombre. La humanidad es heredera del legado musical de grandes compositores. Esta herencia refleja una realidad, una forma de conciencia particular e individual, que ha reflejado y orientado el camino evolutivo de toda la humanidad.

Desde un punto mecanicista, la música es la sucesión ordenada de sonidos. Sin embargo, la música, en mi máximo concepto, es vida, es aliento del ser. Es una expresión de la experiencia con el alma, y por ende refleja una realidad, la realidad interna de cada músico. La música surge de un proceso de meditación interno conciente o inconsciente, surge de la conexión con el ser. Esa experiencia precipita la esencia y conciencia del alma que es sincrónica con la del universo en el cual todos estamos inmersos.
El músico y el hombre en general, es una especie de radio receptor, expuesto a un gran flujo de energía creadora, capaz de percibirla, procesarla y reproducirla de la forma más pura o distorsionada posible, todo depende de su circuitería interna. Esta energía la recibimos en cada instante de nuestras vidas y es lo que, en cierto medida, nos mantiene vivos. En el momento que nos conectamos con nuestro ser interno, proceso en el cual la música es un acelerante, resonamos con esta energía haciéndonos partícipes de esa conciencia creadora, disfrutando de su plenitud y perfección. Si permitimos que ésta fluya sin obstáculos, sin ofrecerle resistencia, sin detenernos a analizarla con nuestros patrones racionales, simplemente observándola, seremos capaces de entender el significado real de esa conciencia y por ende ser transmisores puros de la misma, de lo contrario la distorsionaremos inconscientemente.
Esta conciencia, la cual llamaré conciencia despierta, está reflejada en todas las obras musicales de grandes compositores de la historia, conocidos o no. La conciencia despierta nos ha catapultado al punto evolutivo donde estamos actualmente. Pocos han sido en la historia los que han desarrollado su conciencia despierta. Han sido esos pocos quienes han fundado las bases de nuestra sociedad a nivel cultural, grandes artistas, filósofos, científicos, políticos, que de una u otra forma, han sido canales de la conciencia del alma, la conciencia universal.
La pregunta sería ¿Hemos escuchado alguna vez pensando en esto?, o tal vez ¿Hemos escuchado sin racionalizar lo que oímos, simplemente percibiendo su esencia?. Esta última pregunta podría sonar absurda para muchos, sin embargo, es la base para la experiencia del ser. A su vez, no sugiere una experiencia emocional o estética, sino un estado en el cual precisamente dejemos fluir, sin ofrecer resistencia, la energía creadora inmersa en una obra musical, percibiéndola tal cual es. En ese instante entraremos en resonancia con ella y nos haremos partícipes de esa gran conciencia universal. Claro está, no es fácil despojarse de todo proceso mental, emocional y físico para tener una experiencia como esta, menos aun inmersos en una sociedad que todavía valora en demasía estos estados. Sin embargo, todos y cada uno de nosotros somos capaces de desprendernos de esas envolturas, y experimentar el alma, el ser. Desarrollar nuestra conciencia despierta.
Con todo lo dicho anteriormente, no debe entenderse entre líneas que el análisis racional de una obra musical es inválido e innecesario, mucho menos carente de valor. Ha sido gracias al estudio de grandes compositores, sus estilos y sus técnicas, que somos partícipes de un legado valiosísimo a nivel musical. Incluso, este estudio nos ha permitido, a los compositores actuales y a otros grandes compositores de la historia, tener un punto de partida, a nivel técnico, para el desarrollo de un propio lenguaje musical. Todas estas son técnicas, son los materiales y maquinarias de la gran construcción. Sin embargo, muchas veces se malinterpreta el sentido real de este análisis, confundiéndose la técnica como la razón principal de una obra musical, o peor aun, se cree entender la esencia de la obra a través de la técnica utilizada por el compositor. Es en estos casos, cuando oímos con estos prejuicios racionales, que obstaculizamos la percepción real de la esencia contenida en ella. Nos convertimos entonces en concientes racionales, más no concientes de la energía creadora, de la conciencia universal que fluye a través de ésta.
Escuchar con una nueva conciencia significa despojarnos de cualquier atadura racional, emocional y física, significa desprendernos de cualquier tipo de prejuicio creado por nuestra mente racional y emocional. Escuchar con una nueva conciencia se refiere a la inofensividad de nuestros pensamientos, ante el proceso de experimentación de la esencia de la música. Su energía creadora nos renueva y revitaliza pues entramos en resonancia con la energía cósmica y universal. Escuchar con una nueva conciencia nos permite alcanzar el estadio máximo de conciencia del ser humano, la conciencia despierta, con la cual nos hacemos participes de nuestro papel evolutivo, de nuestro espíritu, de nuestra alma y del ser. Al escuchar con una nueva conciencia, experimentamos a Dios en nosotros.

*Ing Electrónico de la USB, actualmente cursando la Maestría en Música (mención Composición). Jefe del Departamento de Producción Audiovisual de la Dirección de Servicios Multimedia de la USB.

Universalia nº 16 Enero-Abril 2002