El Pop Art es un arte conceptual.
Los cuadros se convierten en cosas y
las cosas se convierten en cuadros
Tilman Osterwold
El Pop Art, movimiento artístico que define la segunda mitad del siglo XX, nace como una reacción en contra del expresionismo abstracto, considerado por los artistas del Pop como un arte excesivamente intelectual, subjetivo y lejos de lo que estaba viviendo para ese entonces la sociedad de la época. El Pop Art quería suprimir las distancias existentes entre vida y arte, reflejando con un tono irónico al entorno de la vida cotidiana. Su propuesta se basa en un arte determinado, ya no por la creación en sí, sino por la idea. De este modo la mera selección del objeto se convierte entonces en el proceso artístico. Esta manifestación cultural y artística, extendida hasta nuestros días, rompe con los patrones preestablecidos introduciendo la presencia del mercado en la creación artística.
Vemos un arte que se esmera en recuperar objetos e imágenes pertenecientes a la cultura de masas, haciendo uso de diversas iconografías que reflejan el materialismo y trivialidad de la época, queriendo comunicar con esto una idea crítica de la realidad. Los artistas del Pop Art no intentaban realizar una interpretación de la realidad, lo que pretendían era adueñarse de ella, incorporándola de diferentes maneras al arte. Se refleja en las obras una integración de la cotidianidad urbana de la época, así como también de la publicidad, de la vida industrial y del consumo.
Esta apropiación de modelos ya existentes se manifestó de muchas formas. Una de las más frecuentes fue la representación de símbolos de consumo masivo, sobre todo los de la sociedad norteamericana. Teniendo como claros ejemplos las serigrafías de Marilyn Monroe hechas por Andy Warhol (1928-1987) o los cuadros realizados por Roy Lichtenstein (1923-1997), con los cuales hemos ilustrado la Universalia impresa nro. 17, en donde el género de los comics se ve explotado de una manera casi abusiva.
Es así como el artista Pop se convierte en el verdadero protagonista. Su firma va a representar una marca de fábrica, siendo ésta la que va a dar su indiscutible valor a la obra. Concluyendo en un arte que no es más que mercancía, el Pop Art no sólo dejó al descubierto la mercantilización del objeto artístico, sino que también puso en evidencia que el ser humano habita en un universo objetual, rodeado de elementos que le son completamente inútiles, imbuido en una sociedad capitalista que se basa en la adquisición de bienes que, de acuerdo a las actitudes de las masas, le producen placer estético.
Universalia nº 17 Sep-Dic 2002