Oscar Felibert*
I
Aire,
profanador de mis lienzos,
eterno dibujante de contornos.
Incapaz de palabra,
cincel de sueños y formas en luces,
las impacientes por quedarse quietas.
Si he de tomarte,
será sólo para vencer al pensamiento,
el purgatorio de mi existencia.
Pero si alguna vez he de soltarte,
ha de ser por cansancio,
mas nunca por olvido.
II
Soñaré
pero si la noche logra seducirme,
rondaré sobre las obscenas ruinas de asfalto,
esas que decidieron tenderse en el suelo,
sólo para presumir de las luces que me acompañan.
Colmaré de gritos cada puerta vacía,
para despedir las sombras que yacen tras ellas
y condenar al silencio entre turbias paredes
que encierran estancias deshechas en amantes.
III
En el borde,
simple ineptitud de mis pasos,
capacidad de flotar entre lados.
Permanezco,
pues es interminable el tiempo que espera.
Abrumado por el silencio,
y sostenido apenas por sonámbulas palabras,
descanso.
Sólo ahora dejaré de gastar espacio.
IV
Paranoia,
espacio vacío que colma mis ansias,
sólo en cada intento por despojarme de palabras.
Tambor errante,
el entumecido por el silencio,
siempre atento al murmullo de las sombras.
Vehemencia,
elocuciones aturdidas e incompletas
que despiden rumores insaciables en voces.
No más que simple necesidad de comunicación.
*Estudiante de Ing. de Producción USB
Universalia nº 17 Sep-Dic 2002