Antonio Estezo Rodríguez
Raúl Estevez Vázquez*
La celebración de los diablos danzantes en Venezuela es hoy en día una de las manifestaciones de fe religiosa más particulares de nuestro país. Se presenta en diversas localidades y regiones a lo largo del territorio nacional, sin embargo es en la costa aragüeña y en los valles tuyeros donde se muestra con mayor ímpetu.
Los diablos danzantes se celebra en conmemoración al Santísimo Sacramento durante los jueves de Corpus Christi, por esta razón se cree que su origen está fuertemente ligado a la venida de los colonizadores a nuestro continente. Pero, realmente esta manifestación tiene fuertes influencias de nuestros ancestros africanos y en cada aldea negra venezolana, la fiesta tiene un sentido mágico-religioso. Según la creencia del pueblo, los bailes traen suerte y aseguran el bienestar de todos los participantes y sus familiares, por lo que hay que cumplir con la obligación de bailar disfrazado para evitar desastres y dar gracias por los favores recibidos durante todo el año. También en ciertas tribus africanas, la danza con máscaras que imitan espíritus, diablos o animales está ligada a la celebración de la llegada de la temporada lluviosa, que coincidentemente en nuestro país corresponde a la fecha de Corpus Christi.
La fiesta de los diablos está organizada anualmente por cofradías de hombres y la costumbre de asociarse a estas cofradías se hereda de la familia. Los jóvenes participan en los bailes para luego ser aceptados como socios vitalicios. Los miembros de la sociedad deben contribuir con una cuota anual y cumplir con el pago de promesas, rindiéndole culto al Santísimo Sacramento y expresando su devoción a través de la danza. La celebración de los diablos danzantes incluye la misa, la construcción de altares y la procesión. Como parte del ritual también se realizan visitas a la casa de los miembros importantes de la cofradía y de los capitanes ya fallecidos. Dentro de esta cofradía existe una organización jerárquica, en la que cada miembro cumple cabalmente su papel característico, generalmente para las distintas manifestaciones de diablos en Venezuela existe un primer capataz, el promesero más antiguo, el segundo y tercer capataz y por último los diablos rasos. También es de vital importancia la función del cajero, quien es el encargado de llevar el ritmo musical.
La música que apoya la danza de los diablos está fundamentada en los toques ejecutados en la caja, que representa el instrumento principal dentro de la celebración. Las maracas y el libre sonar de los cencerros sirven también como acompañamiento. Propio con la región donde se celebra, se le agregan a la ceremonia instrumentos autóctonos, como es el caso de tambores, cuatros y hasta las campanas de la Iglesia. Pero, curiosamente la música en la danza de los diablos queda en un segundo plano, ya que son la indumentaria y los ornamentos lo más importante y característico de la manifestación.
El traje de los diablos varía de acuerdo a la localidad, sin embargo la característica común y más importante de la indumentaria es el uso de las máscaras y el colorido del traje. La máscara requiere un complicado proceso de elaboración, generalmente con un molde de arcilla y papel periódico impregnado en almidón, se le da la forma particular. En cada pueblo existen artesanos dedicados a la realización de las máscaras, y los estilos y diseños que usan son exclusivos de la región. El significado de la máscara es diverso: si imita espíritus o monstruos representan sentimientos perversos, y si simulan animales cornudos representan la potencia viril de la bestia. Los distintos miembros de la cofradía portan diferentes máscaras, es decir las más llamativas son exclusivamente de los capataces mientras que las de los diablos rasos son menos atractivas. Por ejemplo en San Francisco de Yare varían en tamaño y número de cachos, al mismo tiempo en Chuao algunas presentan barbas de sisal. El resto de la indumentaria debe ser colorida y el uso de alpargatas para el calzado. Como ornamentos se llevan rosarios, cruces de palma bendita, escapularios, representaciones del Santísimo y herbajes. En la mano derecha se lleva una maraca que acompaña musicalmente la danza, y en la mano izquierda se lleva un mandador, que simula un látigo.
La festividad de Corpus Christi es una manifestación que conjuga en sí misma la fe y la superstición, la magia y la religión, buscando expresar el simbólico triunfo del bien sobre el mal y reafirmando así el reino de Cristo. Actualmente en Venezuela los diablos danzantes es una expresión de nuestras raíces y muy característica de nuestro país. Cada día parece cobrar más fuerza y popularidad, aumentando su práctica dentro de la población, celebrándose en quince distintos lugares de nuestro país.
(*)Estudiantes de Ingeniería Eléctrica.
Cursan la materia "Folklore Musical en Venezuela", a cargo del prof. Emilio Mendoza.
Universalia nº 19 Abr - Sept 2003