Comenzamos septiembre-diciembre, el primer trimestre del año académico. Los estudiantes de la cohorte 2005 recorren la Universidad, buscando sus aulas de clase, expuestos a uno que otro grito de “¡nuevos!” en diversos lugares. Esa sangre nueva que hace de universidades y escuelas sedes de una eterna juventud y el bullicio que va y viene nos recuerdan que hay tránsito y permanencia: por allí circulan, investidos de otros roles, algunos que fueron nuevos estudiantes en otras décadas. Como escribió Milton Nascimento, “el tren que llega es el mismo tren de la partida”.
Y según la misma canción, “la hora del encuentro es también despedida”: en la imagen de la vida como el andén de una estación, ese ir y venir, regresar, conocer y reconocer nuestro espacio universitario es el pan nuestro de cada día y de cada año. Y éste es un momento de bienvenidas y despedidas múltiples: bienvenida para quienes dan sus primeros pasos como estudiantes y para quienes han asumido el reto de la conducción de la institución desde la posición de autoridades rectorales a partir de este año; despedida para los que están en los trámites de firmas, togas y emociones para los actos de graduación del trimestre, y a quienes durante la última gestión rectoral se dieron a la nada fácil tarea del gobierno universitario. Unos y otros, y todos los miembros de la comunidad, somos siempre parte de este mundo: en ese dinamismo hay un ligero sabor de eternidad.*
Con ese sabor de lo que trasciende, que es el sabor de los clásicos, despedimos el aniversario número cuatrocientos de la aparición del Quijote con este modesto y cálido número especial: distintas voces de la comunidad universitaria nos han cedido sus líneas sobre el Ingenioso Hidalgo, su lectura, sus caminos, sus proyecciones. En el pasillo del Decanato de Estudios Generales (MEM, primer piso), puede apreciarse la colección de afiches conmemorativos “El Quijote y los saberes”, en la que quisimos rendir doble tributo al caballero y a los quehaceres académicos de los treinta y cinco años de nuestra casa de estudios, y en el tercer piso de la Biblioteca Central, gracias a los buenos oficios de La Magia del Arte y de la Licenciada Salazar, asistente del decanato, contamos con El Quijote gráfico, 400 años del viaje de aquella triste figura, préstamo de la Universidad Católica Andrés Bello, que disfrutaremos hasta el 31 de octubre de este año.
Entre “quijotes” que van y vienen en sus propias gestas e ideales, la Universidad crece y traza también sus caminos, que la conducen cada vez más a un compromiso con la curiosidad, con la humanidad, con el entorno. No seríamos lo que somos sin quienes hoy se estrenan en sus nuevas vidas, y tampoco sin quienes ya transitaron esas sendas. Hablo de todos: de quienes están ante el pizarrón o en los pupitres; de quienes preparan sus clases y proponen nuevas ideas para la cotidianidad; de quienes asumieron en el pasado o asumen hoy la dirigencia en diversos nuveles. De quienes nos respaldan con labores de administración o mantenimiento. De este andén, o de este jardín que nos une a todos. Y esto incluye al Prof. Mayz Vallenilla, jardinero fundador a quien la institución abraza en sus ochenta años.
Una vez más, bienvenidos. Estamos aquí, en nuestra casa, empezando un período académico, llenos de sueños, esperanzas y proyectos, con la mejor disposición, entre los recuerdos y el porvenir, juntos, haciendo universidad.
____
* En la pequeña comunidad del decanato, damos además la bienvenida a nuestro equipo a los profesores Simón López y Zaira Reverón, que han aceptado las responsabilidades de la Coordinación del Ciclo Básico, y agradecemos la dedicación de las Profs. Carmen Judith Vanegas y Bertha Leiva, quienes se encargaron de esas funciones hasta hace poco. Los profesores Reverón y López son los nuevos acompañantes de los estudiantes 2005 en su primer año de formación hacia las ingenierías, las licenciaturas, la arquitectura y el urbanismo, y no es poco común, al menos durante este trimestre, que la profesora Leiva esté también allí ofreciendo su apoyo. También se despide de nosotros la Prof. Lydia Pujol, quien a lo largo de dos años ejerciera las tareas de Coordinadora del Ciclo Profesional junto a la prof. Beatriz Ogando, aún en ejercicio. Quiero agradecer a estos colegas su entrega y su voluntad, y desearles siempre el mayor de los éxitos.
Universalia nº 23 Sep-Dic 2005