Valentina Urrutia(*)
Mira dentro
hasta sentir
temor de perderte.
Eviscérate en letras.
Tinta
chorrean las pupilas
en vano dilatadas.
Deja máscara
y cáscara
al borde la página.
Recorre
caminos curvos confusos y deliciosos
hasta que sangren encalambrados los dedos.
Hoy es uno de esos días
en que me resulta extraño mi reflejo.
En sueños daltónicos
soy guitarra virgen y cuervo.
Hoy
mi cuerpo y mi alma
están sentados
en una misma plaza.
[Diferentes esquinas]
No se extrañan.
No coinciden sus miradas.
Haz
supositorios
con tus fantasías.
Exíliate
de las pupilas.
Refúgiate
en el rabo de los ojos
Confórmate
con ser testigo lejano
de la felicidad,
y no parte.
Quisiera treparme sobre ti.
Colarme entre tus deseos...
mutar, y tomar la forma de éstos.
Ser tus manos
cuando te tocas.
Invadirte
en ese momento de nada.
Atravesarte de lado a lado.
¿Cómo me sublimo de esta existencia?
¿Cómo disuelvo las fronteras?
¿Cuál? ¿Cuál cosa? ¿Cuál
hay que traspasar para llegar a ti?
Ser ácido.
A grandes mordiscos devorar
prejuicios, carne, corazas...
Hasta experimentar
el dulce sabor de tu esencia
y tu alma blanda al paladar.
Mata
el silencio
Sube el volumen
Que la música
resbale
por los canales
de las ideas.
Y erosione
hasta dejar
un eco odioso.
Ahoga
todo pensamiento.
Como una idea
que se quedó
en el camino
Surges
de cada cosa
que has tocado
Tu mirada
dulcemente invasiva
aferrada
a mi memoria
con tenaz persistencia
Pica tu corazón
Reparte
Como una maldita loca
Sin medir
Sin esperar al hombre-espejo
Hazlo
Que no alcance una vida para recogerlo
Sánate de ti
(*)Estudiante de Biología.
Universalia nº 26