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Francisco Carreño, difusor del cuatro

Sonia García(*)

Francisco Carreño (Porlamar 1910/Caracas 1965) maestro, intérprete, compositor, investigador y difusor de músicas e instrumentos de la tradición venezolana, dejó un inestimable legado al país. Llegó a Caracas a los 20 años en compañía de sus tradiciones margariteñas buscando mejores condiciones de vida. Del entorno familiar y del ambiente traía el gusto por la música y así, se inscribió en la Escuela Superior de Música junto con su hermano Inocente Carreño (Porlamar 1919) quien trabajaba también con él como zapatero para mantener a la familia. Ambos formaron un dúo de guitarras que actuaba en el teatro y en programas radiales, además acompañaba el canto de sus hermanas, de 7 y 9 años de edad. La radio apenas había llegado al país en 1930.  A fines de la década, Carreño comenzó a recorrer el país en investigación de campo, experiencia que hizo de él uno de los pioneros en la materia.

Luego fue contratado como Comisionado de investigación del Ministerio de Educación y comenzó a colaborar en el Instituto de Folklore, creado en 1946 bajo la dirección de Juan Liscano; allí fue director musical de un evento histórico: la Fiesta de la tradición, organizada en 1948 por Liscano en el Nuevo Circo de Caracas. Así se reunió, por primera vez, una muestra de expresiones tradicionales del país: Diablos de Yare, Comparsas de Oriente, tambores costeños y otras que hasta entonces no se conocían más allá de sus lugares de celebración. Era un modo de "descubrir" nuestras raíces.

Poco después Carreño sucedió a Liscano en la dirección del Instituto de Folklore y realizó una intensa labor de investigación en sus recorridos por el país. Por la época logró la inclusión de bailes tradicionales en el programa escolar que sustituyeron las cuadrillas y otros bailes de salón de la herencia europea. Así comenzó a proyectarse por toda Venezuela El Pájaro Guarandol, El Chiriguare, El Carite y otros.

Pero de los tiempos de Pérez Jiménez en adelante su identificación política con la izquierda le ganó crecientes adversidades. Al ser sustituido, en 1953, en la Dirección del Instituto de Folklore, Carreño se dedicó a desarrollar una inestimable labor: la difusión masiva del cuatro y de otros instrumentos tradicionales del país. De inmediato creó el primer centro de enseñanza de esos cuatro, arpa criolla, maracas, tambor, bandolín, la escuela de Folklore, y pocos meses después reunió en concierto a los alumnos de ese instituto y de otras escuelas de la capital donde también enseñaba. Así entró el cuatro a los más importantes escenarios del país: Teatro Municipal, salas de la UCV, Biblioteca Nacional y otros. Esos exitosos conciertos reunían unos 400 alumnos, niños de 4 años en adelante. Por otra parte en 1956 transmitía por la televisión -llegada a comienzos de los años 50- su programa La lección de cuatro de los jueves. Así, Francisco Carreño consolidaba su labor de difusor del cuatro.

Entretanto organizaba ciclos de conferencias a cargo de apreciados intelectuales en la escuela de Folklore y en otros espacios. Además dejó unas 400 composiciones en las cuales ensayaba merengues, valses, pasajes y otros aires regionales, entre ellas la más conocida, La zapoara:

Llegando a Ciudad Bolívar
me dijo una guayanesa
que si comía la zapoara
no comiera la cabeza

Carreño falleció en 1965 después de la persecución política que lo rodeó de silencio y lo separó de la Escuela de Folklore que llevaba su nombre... Dejó, sin embargo, fundamentales aportes a nuestro movimiento musical del siglo XX.

(*)Prof. jubilada del Dpto. de Lengua y Literatura

 

Universalia nº 27 Abril-Julio 2008