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No todos los bachilleres venezolanos están capacitados para ingresar al sistema de educación superior.

Por Br. Jhosbert Contreras(*)

El estado venezolano, a lo largo de estos últimos años, ha buscado la manera de ingresar a todos los bachilleres a las universidades. En un intento desesperado, ha propuesto eliminar las pruebas internas a estas casas de estudio y marcar el ingreso de estos estudiantes por su promedio, vocación y región donde habita. Es ridículo pensar que un joven no pueda estudiar lo que desea sólo por vivir por vivir lejos de una universidad o por tener un promedio bajo. Es necesario acotar que el nivel de exigencia de unidades educativas privadas es mucho más alto que en la mayoría de las instituciones públicas, en las cuales es una vergüenza estudiar, debido a su bajo nivel y condiciones generales. Dicha situación nos lleva a analizar mejor el discurso de dirigentes oficialistas, en los que figura el mismísimo presidente, el cual califica de excluidas a las personas que no tienen la capacidad de estudiar en una universidad. ¿Son ellas excluidas? O, a ustedes, integrantes del oficialismo ¿los han excluido con sus patéticas  absurdas gestiones en cuanto a educación se refiere? Muchos sabemos las respuestas a estas preguntas.

Además, para nadie es un secreto el poco interés del gobierno en la educación; los integrantes del oficialismo fingen interés para ganar popularidad y control. Un ejemplo claro de esta situación son las misiones educativas, en las cuales no se imparte una educación de calidad. Aun así, el gobierno tiene el descaro de exigir un ingreso masivo a las universidades.

Un irrefutable y excelente ejemplo de qué pasaría de haber un ingreso sin condiciones en las universidades, es la situación de la UNEFA y la UB. En ellas solo existe anarquía y un número exagerado de estudiantes que no están siendo correctamente formados. En este momento las palabras de Benjamín  Sharifker son las más acertadas, cuando  expresa que si el gobierno quiere que se “regalen” los títulos así se hará, y luego los interesados en formarse correctamente pueden venir a la universidad.

Muchos bachilleres no cumplen con las condiciones mínimas de ingreso, este resultado es arrojado por las pruebas internas, que, de eliminarlas, dejaría a las universidades y a muchos estudiantes capacitados, fuera de una educación de calidad. En el 2007, la prueba realizada por el CNU arrojó un resultado de más de 60% de estudiantes aplazados, lo cual resalta que el problema viene de la educación media y diversificada. El gobierno debe hacer énfasis en las dificultades que originan la mala preparación de los bachilleres, ir directo a la educación básica pública. El país tiene que apostar por la calidad y no por la cantidad. Es inaceptable la propuesta populista que regalaría un puesto en la educación superior y no hacer a las personas trabajar por conseguirlo. Cabe solo imaginar ¿Qué será de las universidades de aprobarse esto?

Además, hay muchos otros factores que hacen improcedente al nuevo sistema de ingreso. El poco personal capacitado para impartir conocimientos es el principal inconveniente. Debido a los bajos salarios y garantías de la profesión docente, cada vez son menos las personas interesadas en dictar clases, lo cual genera un déficit de estos profesionales.

En conclusión, el verdadero objetivo buscado, es acabar con la población pensante y racional, en mi opinión, necesaria para el desarrollo del país, porque somos nosotros los estudiantes, quienes  realmente podemos acabar con este régimen de tiranía.

(*)Estudiante del Ciclo Básico

 

Universalia nº 27 Abril-Julio 2008