Prof. Emilio Mendoza
Dpto. de Ciencias Sociales USB
En música existe la posibilidad de escuchar, y aún más importante, entender dos o más eventos simultáneos con tendencia y desenvolvimiento autónomos y diferentes. Al pasar las páginas de Universalia, ejecutamos una acción en el tiempo con una direccionalidad ya establecida: usualmente la leemos, o simplemente la hojeamos o pasamos las páginas desde el principio hasta el fin. En este devenir temporal indicado, hemos entretejido una relación musical de dos ideas contemporáneas vastamente disímiles: la revista deleita con textos sobre Miguel Otero Silva ilustrada con el mundo gráfico de los Beatles: punctus contra punctus. ¿Y por qué no mejor sugerir en esta introducción, que el lector simplemente escuche alguna pieza del famoso cuarteto mientras lea la presente edición de Universalia? Esta proposición sería más factible, incluso más fácil de imaginar.
No obstante, acudimos a un aspecto explotado por Los Beatles en el crecimiento de su propuesta musical, cuando influyen desde la década de los sesenta en adelante, no sÓlo con su música de voces y armonías innovadoras, o con la definición del mercado mediático musical y masivo que inician e impactan como ningún otro artista jamás, sino también con la iconografía que se estableció a través de símbolos que aluden al contenido textual de su música, a la industria de la moda del “Swinging London”, a cortes de pelo, y a través de objetos extraños como un submarino amarillo navegando por los aires.
Cada tema que disparaba un certero número uno en el Hitparade global, luego de sus inicios rocanrroleros, llevaba un corto promocional (lo que se iba a tornar veinte años más tarde en el videoclip del canal por cable MTV), y para varios discos de larga duración aparecía una película de largo metraje (Hard Days’ Night, Help!) y con propuestas innovadoras de diseño para las carátulas de los L.P., desde el recargado Sgt. Pepper's hasta el vacío plácido de tendencia Zen del disco blanco doble, incluso sin nombre. Los Beatles aprovecharon la comunicación visual y mediática de la música que producían, y nuestro Miguel Otero Silva no escapó de esta influencia cuando presenta en su novela Cuando quiero llorar… (1970) un cambio de lenguaje como también la difusión de su trabajo a través de una exitosa película unos años más tarde. Sensible a la revolución cultural que acontecía, esta novela es su trabajo más “pop”, y pertenece a una de las tendencias más influyente de la segunda mitad del siglo XX y que continua aún creciendo en el mundo globalizado de nuestros tiempos: la popularización, o consumo mediático masivo, que está reformando y redefiniendo nuestro comportamiento con el arte, la educación y sobre todo, con la música.
En función de esta idea, se abrió este año en la USB un curso de Estudios Generales “Música Popular I: Los Beatles y la revolución cultural de los sesenta,” y se tomó este tema para la celebración de la Semana de Estudios Generales con un Foro de su repercusión en Venezuela, un Concurso de Moda-Retro 60’s, una Exposición Iconográfica de las carátulas de discos, así como un concierto de la banda revival Los Buitres a principios de mayo, 2009. ¡Disfruten!
Universalia nº 29