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Biografía de MOS

 

Rubén Darío Jaimes

Universidad Simón Bolívar

 

Miguel Otero Silva es uno de esos personajes cuya vida y obra motivan a la superación y al logro.  Natural de Barcelona, estado Anzoátegui, de familia humilde, nació el 26 de octubre de 1908 y destacó como periodista, escritor, dramaturgo, humorista e intelectual.  Entre sus actividades decisivas en su transitar por la vida pública de la nación destaca que formó parte de la Generación del 28, un movimiento de origen estudiantil que marcó los cambios políticos de la Venezuela del siglo XX.

 

El fundador del diario El Nacional concibió el periodismo como un hecho más allá de la información, que llevara la cultura al pueblo venezolano.  De allí que entre los nombres más destacados ligados al medio estén Pedro León Zapata y Gabriel García Márquez, y que entre sus productos de mayor tradición en la intelectualidad venezolana esté el Papel Literario.  Tales eran los vínculos entre Miguel Otero Silva y la intelectualidad que se cuenta que él y el Premio Nóbel Gabriel García Márquez, cuando éste vivía en Caracas, hicieron un pacto que consistía en el hecho de que, si alguna vez se diera una confrontación bélica entre Venezuela y Colombia, entonces cada uno saldría en su capital con la bandera del país vecino gritando a viva voz: ¡Viva Colombia!, en el caso de Miguel Otero Silva; y ¡Viva Venezuela!, en el caso de Gabriel García Márquez. Un ejemplo claro de su dimensión humana y de su compromiso con la vida y la libertad.

 

Su pasión por la escritura lo llevó a crear obras tales como Fiebre (1931), Agua y Cauce (poesía, 1937), Casas Muertas (1955), La Muertede Honorio (1958), Oficina Número 1 (1961), La mar que es morir (poesía, 1965), Cuando quiero llorar no lloro (1970), Lope de Aguirre, príncipe de la libertad (1975), La piedra que era Cristo (1984).  Su escritura ha estado ligada a muchas anécdotas.  Recordamos, por ejemplo, que en el evento que organizamos en la USB una de nuestras invitadas nos comentó que Miguel Otero Silva estudió Letras una vez en la UCV, pero no para aprender sobre literatura o crítica literaria, sino para escuchar cómo hablaban nuestros jóvenes, registrar sus voces, captar sus ritmos y formas de pensar, para obtener material que le sirviera para escribir sus novelas.

 

Miguel Otero Silva murió en Caracas el 28 de agosto de 1985  y nos legó una obra importante, vigente, que bien vale la pena visitar una y otra vez para acercarnos a una postura frente al país y sus circunstancias.