Por Br. Luis Contreras, estudiante de Ingeniería Mecánica.
El caballero entregó el libro al escudero; y cuando el
escudero lo hubo leído, entendió que caballero es un
hombre elegido entre mil para tener el oficio más
noble de todos, y comprendió la regla y la orden
de caballería.
Raimundo Lulio. Libro de la orden de caballería.
Toda historia caballeresca nos ofrece multitud de enfoques de la vida de un caballero. Por lo general, las diferentes hazañas son las que nos hacen identificarnos con uno de estos personajes: cada caballero es el mejor del mundo en su hazaña, pareciera que todos ellos han destinado cada segundo de sus vidas a prepararse para ser el mejor, y esto nos llama la atención. Innumerables historias nos muestran al caballero como un hombre que busca su plenitud en el servicio y las virtudes hacia el prójimo, especialmente a las damas. Otro aspecto que resalta a primera vista son los dones que cada caballero tiene y que lo hacen particular.
La historia del caballero es apasionante. Tanto usted como yo, luego de leer la historia de Arturo o la de Lancelot o la de cualquier noble caballero, estaremos de acuerdo en que no es fácil ser bueno en esta profesión. La formación, la plenitud y la cualidad del caballero son aspectos muy importantes, pues enmarcan las etapas de su vida, acompañadas de una aptitud nata en ellos.
Tenemos un sinnúmero de caballeros por nombrar con historias emocionantes. Sin embargo, dejaré la cantidad a un lado y me centraré en dos caballeros que tienen historias excepcionales: El inmortal Lancelot, conocido como el mejor caballero del mundo y realizador de las más aguerridas proezas, y el joven aprendiz Ewain, quien en su primera aventura recibe la preparación que necesita un joven caballero; en un año se transforma de un novato e inexperto, en un experimentado y fuerte caballero, gracias a la ayuda de una dama.
Como es bien conocido, existe gran variedad de historias artúricas, algunas de autor desconocido y otras de autores de gran renombre; incluso se han versionado y traducido algunas historias, como es el caso de Le Morte d'Arthur deSir Thomas Malory. Este trabajo está centrado en dos historias en particular, la de Ewain y la de Lancelot, narradas en Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros de John Steinbeck. Adicionalmente se emplean otros textos para discutir los puntos planteados.
A lo largo de este escrito se abordarán las definiciones de las palabras formación, cualidad y plenitud, dándole un carácter acorde al tema y al ambiente de caballería, así como otras definiciones que vienen íntimamente ligadas a estas.
Formación es la educación e instrucción sobre principios y reglas sobre algún ámbito para llegar a algún fin. En el caso de la caballería es el aprendizaje y práctica de los preceptos caballerescos. Comprende todo el aprendizaje de un joven para convertirse en un caballero; implica conocer cada precepto de la caballería, su comportamiento y el fin de vida como caballero.
Analizando más a fondo el significado de la formación de un caballero, esta tiene una parte física y una espiritual. La parte física comprende las habilidades de un caballero como guerrero para afrontar los peligros; requiere de entrenamiento día a día. Y la parte espiritual, mucho más compleja, que concierne a las virtudes, la ética, el honor y las costumbres, requiere de una gran entrega como veremos a continuación. Veamos la formación de Lancelot:
En sus mocedades y juventud se había empeñado en dar cumplimiento a la profecía, desdeñando todo lo que no fuera su oficio de caballero hasta superar a los caballeros de la Tabla Redonda tal como ellos superaban a todos los otros. Era vencedor en todas las lides y ganaba el galardón de todos los torneos…
Lancelot trabajaba incansable en su formación física. Desde joven sólo trabajaba para hacer cumplir la profecía de Merlín; día tras día solo tenía una meta en su mente: ser el mejor caballero del mundo. Creo que Láncelot encontró en la profecía un punto de inicio y motivación de la cual aferrarse; curiosamente una profecía sin trabajo no le hubiera valido de nada.
Una de las frases más celebres de Beethoven dice “El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”. Muy seguramente si Lancelot no hubiese trabajado tan fuertemente no habría llegado tan lejos.
En el caso de Ewain (así como de muchos otros personajes de la caballería), nunca tuvo una profecía de tal magnitud. Sin embargo, estaba motivado y contó con ayuda en su formación de caballero. Recordemos que Arturo destierra a Ewain por la traición de Morgan. Sir Gawain no toleró la decisión y lo acompañó a buscar aventuras para redimir su nombre; en el camino se encuentran con Marhalt. Juntos los tres encuentran a tres damas, quienes les proponen una aventura de un año; cada uno iría acompañado por una dama que ellos mismos elegirían.
Una de ellas era una hembra madura que vagamente evocaba una belleza pretérita, y sobre el pelo cano lucía una pesada diadema de oro. Al lado había una mujer de treinta años, de formas opulentas y atractivas, con una cinta dorada sobre el pelo rojizo. La tercera era una hermosa criatura de quince años recién llegada a la doncellez, con el pelo dorado
Ewain es el primero que elige, prefiriendo la dama de edad madura, dejando de lado la doncella de unos quince años; luego Marhalt elige a la dama de treinta años y finalmente Sir Gawain, muy felizmente, elige a la dama mas joven. Todos quedaron contentos en su elección, creían tener la mejor dama para ellos. Sir Ewain no podía explicar su elección, ya que siendo el primero tenía la libertad de escoger la dama más joven y más hermosa, a la cual sabemos que le gustaba este caballero, pero simplemente eligió a Lyne, la dama de mayor edad. Él no sabía que había hecho la mejor elección posible.
Sir Gawain no tardó en tener conflictos con su doncella. Ella joven y él altivo, terminaron por separarse en las aventuras y tomar rumbos diferentes. Marthalt y su dama se entendieron bien al comienzo, tan bien que ambos poseían lo que el otro buscaba, pero la monotonía los llevó a cambiar y a aburrirse de la compañía que tenían. Ewain tuvo un año muy interesante, pues su dama le enseñó el arte de la caballería, desde los principios más básicos hasta los más complicados preceptos. El caballero elige y por ello elige bien afirma Fernando Savater en La infancia recuperada, pues el acto en sí implica un riesgo. Ewain podía haber elegido a la dama más joven, pero muy posiblemente no habría tenido más que aventuras pequeñas y simples; pronto por su inexperiencia, la dama se habría olvidado de él.
Ewain se había sorprendido de su elección, pero ya era tarde, la dama ya había tomado las riendas y lo había conducido tan lejos como le fue posible. Una de las primeras preguntas que le hace la dama es “¿Eres un buen luchador?” y Ewain contesta con franqueza sobre su inexperiencia. Luego viene una expresión interesante de la dama:
—Bien —dijo ella—. Muy bien.
—¿Por qué bien, mi señora?
—Porque no has perfeccionado tus defectos, jovencito. Estás bien moldeado pero aún no has endurecido.
Era el momento propicio para perfeccionarse. Una importante reflexión es que la juventud es la etapa del ser humano en la que tenemos mayor energía, es el momento adecuado para elegir un camino. Todas las historias de héroes comienzan en su juventud, cuando tienen decisiones cruciales que definen su vida.
El sueño de Lyne[*], la dama de Ewain, era ser caballero, demostrar su valentía y su coraje. Sabía que peleaba mejor que muchos, pero su sexo limitó su camino. Sólo podía dedicarse a enseñar a jóvenes caballeros que dispusieran su vida a aprender de una dama. Lyne“Los instruía, los entrenaba, les enseñaba, los templaba, los afilaba y los probaba, y sólo después largaba al mundo un perfecto instrumento de guerra”; los formaba y luego los dejaba para que buscaran su plenitud.
Al aceptar el reto de aprender, Lyne comenzó a moldear a Ewain tanto como le fue posible, comenzando por cambiar su forma de cabalgar y mostrándole la disciplina, desagradable al principio y que a todos nos cuesta, pero que al final produce buenos frutos.
…y comenzó su entrenamiento: una hora tras otra fatigándose con una lanza, mientras la mujer lo observaba y describía cáusticamente sus errores sin hallar ningún mérito[…]Y después de practicar con la lanza varias horas más con una espada cargada con plomo, para estirar y moldear los músculos, y no contra un adversario sino contra un tronco erguido…
De tal manera Ewain entrenaba pacientemente soportando todo tipo de correcciones y sin ser reconocidos sus esfuerzos. Estas circunstancias le enseñaron que la compasión y felicitación hacia uno mismo no lleva a nada.
La formación del genio es implacable, no tiene descansos, se convierte en su pasión y en su obsesión, tal como el pianista Vladimir Horowitz dijo:
"si dejo de tocar un día lo noto yo, si dejo de tocar una semana lo nota mi familia, si dejo de
tocar un mes lo nota mi público". Así Lancelot trabajaba en su formación constantemente. Podemos ver en su historia que a cada oportunidad que tenía se enfrentaba en combate, no le importaba ser derrotado por niños mayores porque sabía que aprendía al hacer frente a oponentes más fuertes.
Ewain, por otra parte, no tuvo miedo de ser entrenado bajo las más altas exigencias, muy posiblemente la historia se repita con cada ser notable de la historia del mundo. Quien desea ser el mejor dedica su vida en ello.
La mujer nunca había sido tan punzante, tan cáustica, tan ofensiva. […] Y por fin, en el crepúsculo de un día colmado e impregnado de invectivas y desesperanza, la mujer acalló su voz. Retrocedió unos pasos y miró a Ewain, sucio, sudoroso, harto y humillado.
La última línea de esta cita es mi favorita, comunica una imagen que no vemos frecuentemente aplicada a un caballero, pero que muestra la formación de uno recién forjado que no le ha importado más que el trabajo duro para cada día ser mejor que el mismo. Además Jorge Luis Borges nos recuerda en su poema Mateo, XXV, 30, “El antiguo alimento de los héroes:La falsía, la derrota, la humillación”.Es claro que Ewain aún no había probado de estas tres en su primer año, pero su camino era este, del cual sacaría las mejores enseñanzas que un caballero pueda tener.
Ninguna formación puede tener feliz término sin la disposición del ser para aprender y tolerar entrenamiento. Esto lleva implícito una serie de cualidades con las que no todos contamos, o menor dicho, no todos tenemos las mismas cualidades sino que cada quien tiene una combinación diferente de estas.
El DRAE[†] define las cualidades como “cada uno de los caracteres, naturales o adquiridos, que distinguen a las personas, a los seres vivos en general o a las cosas”. Además de eso diría que también nos diferencian entre la misma especie y contribuyen en nuestra personalidad. Otra definición, encontrada en la red las define como:
…Características que distinguen y definen a las personas, los seres vivos en general y las cosas. El término proviene del latín quilitas y permite hacer referencia a la manera del ser de alguien o algo […] Las cualidades, por lo tanto, pueden estar vinculadas a la calidad o a un cierto nivel de excelencia.
En las historias artúricas cada caballero era el mejor en su hazaña. Siempre asociado y definido por la excelencia, tenía una particularidad en la forma de emprender una aventura que no podía ser imitada por nadie. Como es natural en toda área social hay caballeros que se destacan más que otros, me refiero a los mejores caballeros del mundo. Por lo general pensamos en un primer momento cómo pueden haber varios mejores caballeros del mundo, sólo puede haber uno mejor; pero si lo vemos como el mejor en su hazaña, descubriremos que sí es posible descubrir a varios.
Estos caballeros eran más que un simple saco de armaduras y entrenamiento. Por lo general en las historias de estos caballeros más notables hay algo más profundo que los define. Hay un pasaje que nos puede dar una vista más clara de este aspecto, precisamente con Lancelot.
Cuando Lancelot discutía con las cuatro reinas que lo tenían prisionero, ellas afirmaban que eran mucho más bellas que Ginebra; y él les responde de esta forma:
—Vean, señoras, Ginebra tiene la cara y el cuerpo y el alma de Ginebra. Ella es así y siempre ha sido así. Ginebra es Ginebra. Uno puede amarla sabiendo lo que ama.
—U odiarla —dijo Morgan.
—U odiarla, mi señora. Pero en cambio, esas caras no son las vuestras. Son sólo imágenes fabricadas, las imágenes de lo que os gustaría ser. Una cara, un cuerpo, crecen y sufren con su dueño. Tienen las cicatrices y los estragos del dolor y la derrota, pero también el brillo del coraje y el amor. Y, al menos para mí, la belleza es una prolongación de esas cualidades.
Lancelot había encontrado las características por las cuales cada ser humano se diferencia y se hace notar para bien o para mal: se trata de las cualidades de cada quien. Ginebra era bella por ser ella, más por su forma de ser que por su imagen física; se trataba de una mezcla de particularidades tanto natas como aprendidas y el resultado de la experiencia. El diálogo remata diciendo que la derrota también puede ser parte importante en esta amalgama. ¿Puede usted encontrar matices sólo en la victoria? Lo más seguro es que no, por eso no somos perfectos sino que buscamos la perfección como el horizonte. Por último, la belleza de Ginebra: para él era una prolongación de sus cualidades, terminando por decir, entre otras cosas, además de ser todo cuanto ella es, también tiene una gran belleza.
Cada cualidad del caballero es muy importante. En mi opinión gran parte de ellas deberían ser las cualidades de cada ser humano contemporáneo. Para ahondar más en esto veamos algunos sinónimos de la palabra cualidad. Según el Diccionario de Sinónimos y Antónimos Larousse cualidad es:
1. Atributo, característica, peculiaridad, particularidad.
2. Virtud[‡], mérito, ventaja, capacidad, habilidad.
Muy particularmente me llama la atención la palabra virtud como un sinónimo, pues para aquel momento, las virtudes eran de gran importancia y si se quería ser noble, más allá de la sangre, se debían practicar estas. Raimundo Lulio en El libro de la caballería, nos habla sobre la nobleza del caballero y cómo radica en las virtudes más puras:
La nobleza de corazón no la busques en la boca, porque no siempre dice verdad; […] si quieres encontrar nobleza de corazón, búscala en la fe, esperanza, caridad, justicia, fortaleza, lealtad y en las demás virtudes, pues en ellas reside la nobleza de corazón; y por ellas el noble corazón del caballero se defiende de la maldad y del engaño y de los enemigos de la caballería.
El ser noble radica en quien practica la fe, esperanza, caridad, justicia, fortaleza lealtad y otras virtudes en su vida. Veamos cada una de ellas. La fe, mejor apreciada como creencia, es la certeza en lo que no podemos ver; la esperanza es lo que nos hace seguir luchando por algo; caridad es entrega, servicio y amor. Desde tiempos antiguos se han calificado estas tres como las virtudes teologales y conforman un bloque importante en la vida de un caballero, pues la fe y la esperanza hacen del riesgo un modo de vida.
Tanto Lancelot como Ewain se arriesgaron, decidieron seguir adelante sus aventuras. De la misma forma, la caridad es el fin último de un caballero, es decir, el servicio por amor es su principal principio. Veamos, pues, si quitamos el servicio de la vida del caballero, entonces no tendremos más que un galán de telenovelas.
Lulio añade la justicia, la fortaleza y la lealtad; dice en unos párrafos más adelante de la cita que mencionó, que la caballería tiene principio en la justicia, esta no es más que la acción que“…inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece” (según el DRAE).Sin ella el caballero le sería imposible administrar el servicio con rectitud. La fortaleza le da resistencia tanto física para las batallas, como para las tentaciones mentales. Por último está la lealtad para ser fiel a su rey, a sus principios y desde luego a sí mismo.
Antes de abordar estas virtudes en las vidas de Láncelot y Ewain, hay que agregar dos cualidades que se asocian junto con la justicia y la fortaleza, las virtudes cardinales. Se trata de la prudencia y la templanza, ambas muy importantes a mi modo de ver. Lulio ve la templanza como el ser moderado en audacia, en comer, beber y el hablar. Yo la definiría como el equilibrio de las buenas maneras, sin caer en la exageración ni en la escasez. Por último tenemos la prudencia, indispensable para un caballero que desea hacer el bien y ser fiel a sus principios; es el conocer el bien y el mal para hacer el bien y deshacer el mal, es decir, colocar en una balanza las situaciones y los actos.
A continuación veremos con las historias de Ewain y Lancelot la formación y la evolución de un caballero medieval. Estos personajes son los protagonistas de este análisis por la particularidad de sus historias, ya que Ewain fue formado por una dama, aspecto curioso para la época, y Lancelot llegó a ser el mejor caballero y el más temido del mundo.
Ewain recién comienza un largo camino pero ya comienza a ser formado tanto en lo físico como en lo espiritual por su maestra. Desde el primer día de entrenamiento Ewain sintió el peso de la caballería y sus responsabilidades a las cuales no debía faltar nunca.
—Lo haces bastante bien, muchacho —le dijo—. Los he visto mejores. Observé cómo una y otra vez tu orgullo estallaba en furor. «Soy un caballero», te decías. «¿Cómo voy a vivir como un cerdo?» ¿Sabes qué significa ser caballero? Un caballero es en principio un servidor, y así ha de ser, pues quien quiere mandar debe aprender su oficio obedeciendo. Es un viejo refrán, ya lo sé, pero al igual que otros sólo se vuelve cierto cuando lo pones en práctica. Pronto voy a enfrentarte con un oponente.
Lyne lo enseñó a creer en sí mismo (fe), le inculcó el servicio y la caridad como el principio de todo caballero; lo fortaleció en todo lo que podía, le mandaba a utilizar una espada con pesos de plomo para que luego su espada le pareciera muy liviana; lo acostumbra a pararse muy temprano y a comer hasta lo menos gustoso para que en cualquier circunstancia pudiera amoldarse.
También hay que resaltar que Ewain desde antes ya practicaba algunos preceptos de la caballería. Cuando le contó a Lyne un pasaje sobre el Rey Arturo, se refirió a él con lealtad, uno de los principios más importantes del caballero. Otro de los consejos, tal vez uno de los más importantes, fue “no combatir la fuerza con la fuerza”; hay que ser prudente e inteligente, estudiar al enemigo. De tal modo Lyne le enseño a ver pequeños detalles con inteligencia, desde el modo de cabalgar de un caballero hasta la mano con la cual empuñaba su espada. Con estas referencias, en las justas contra otro caballero sabía la posición más incómoda para él o anticiparse a sus movimientos.
Lancelot es el caballero idealizado, practicante de toda virtud, fiel a la Iglesia, acostumbraba a elevar plegarias a Dios; vivía practicando la caridad y el servicio, especialmente con las mujeres. Sus innumerables batallas nos mostraban a un Lancelot incansable que tenía los golpes certeros justo a tiempo.
En varios momentos le tocó administrar justicia en situaciones dudosas y siempre supo elegir; en algún momento, sin saber qué hacer, optaba por confiarle la justicia a la reina Ginebra al referirle los prisioneros. Estas elecciones de Lancelot y que en algún momento nos ha tocado tomarlas nos llevan a la plenitud; de acuerdo a nuestra elección nos haremos más o menos plenos. Veamos la definición de esta palabra.
La plenitudes definida como la totalidad, integridad o cualidad de pleno (DRAE). Rafael Tomás Caldera citando a ls Gaudium et spes (n.24) nos comenta que el hombre “…no puede encontrar su propia plenitud sino en la entrega sincera de sí mismo a los demás”.
Esta idea la comprueban Ewain y Lancelot a lo largo de sus aventuras, en las cuales el servicio es lo que realmente llena su alma y les da bienestar. Esta paradoja no se queda sólo en los cuentos de caballería pues para muchos hombres de la historia a sido una filosofía importante.
Luego del fin del entrenamiento que recibió Ewain, su dama y él salieron a conseguir aventuras, tuvo algunos encuentros; sin embargo, el suceso que lo inició formalmente como caballero fue la lucha contra los hermanos Edward y Hugh, quienes mantenían oprimida a La Dama de la Roca. Le habían quitado a la dama sus tierras y uno de sus castillos. Veamos cómo reacciona Ewain cuando se entera por la boca de Lyne de esta injusticia:
[…] dos hermanos llamados Edward y Hugh tomaron el Castillo Rojo y la mayor parte de las tierras, dejándole sólo el Castillo de la Roca. […] Entretanto, estos hermanos se hacen llamar Sir Edward y Sir Hugh del Castillo Rojo, y cobran alquileres, tributos, impuestos y arrendamientos, y dominan esas tierras respaldados por mercenarios.
—Señora mía —dijo Ewain—, éste es sin duda un caso que requiere mi intervención.
Batallaré con estos caballeros por la heredad de esta dama.
Será imposible ir más allá de las palabras de Ewain, pero estoy seguro que estaba indignado por aquella historia. Sus principios le indicaban que debía luchar por hacer justicia en aquella situación. El joven caballero, a pesar de su inexperiencia, está decidido a luchar contra los hermanos, aun cuando eran más experimentados y eran dos en vez de uno.
En el caso de Lancelot, él iba a cada lugar buscando remediar las injusticias. Él se sentía pleno en esa búsqueda y más propiamente cuando hacía justicia, es decir, cuando ganaba las justas y, paradójicamente, cuando no tenía experiencias que abordar se sentía inútil. En una oportunidad de sus aventuras Lancelot nota que los demás caballeros se escondían de su presencia, pues era el mejor caballero del mundo y era invencible; eso lo hacía ocioso y no se sentía en su totalidad e integridad. Él no cambió su ánimo hasta cuando cambió armaduras con Sir Kay. Como nadie lo reconocía, pudo volver a participar en las justas y por lo tanto a dar un servicio al prójimo, logrando así sentirse pleno.
El caballero es una mezcla de muchísimas cualidades. De una formación constante que lo obliga a una actualización. Mis palabras no podrían describirlo mejor que C. S Lewis, quien resume la caballería con la formula C=(h+c)ⁿ+(V)ⁿ; esta quiere decir que un caballero es humildad y cortesía elevado a la potencia n, más valor a la potencia n, es decir, ser humilde, cortés y valiente tanto como se pueda.
Un caballero no será pleno hasta vivir estas tres virtudes en su máxima expresión. Lo demuestra la historia de Lancelot, quien en todo momento era humilde pues no se halagaba por ser el mejor caballero; cortés en todo su esplendor, nunca actuaba de mala manera y, por último, Lancelot era el más valeroso de los caballeros. A continuación veremos estas tres palabras como las partes de la plenitud.
La humildad es definida como la “virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”. Un caballero deja de ser pleno cuando se olvida de sus limitaciones y cae por querer llegar más lejos. Un caso del olvido de la humildad se pone en evidencia en la película Excalibur de John Boorman. En la escena en que Arturo pelea en el puente contra Lancelot, Arturo logra vencer, no por su propio mérito sino apelando a los poderes de la espada.
En cuanto a la cortesía, sabemos que es la“demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona”. Recordemos la actitud de Sir Gawain en su aventura con la doncella de quince años, en la novela de Steinbek. Era totalmente desligado de la cortesía, pues se creía el mejor y actuaba con arrogancia. Gawain en vez de ser cortés, esperaba que fueran cortés con él, pues se creía superior, y la doncella esperaba lo mismo por ser la más hermosa de las damas. Sabemos que un caballero debe ser siempre el primero en dar pues su profesión es el servicio.
El valor, también conocido como coraje, es la “cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros”. Es la más popular de las virtudes entre los caballeros, pero incluso en algunos momentos los caballeros sucumbían ante la facilidad de la comodidad.
Por otro lado, y aunque parezca una paradoja, la única forma de ser pleno es sirviendo a los demás; pareciera en un principio que el servicio es subordinación o esclavitud, y en realidad es vivir en plenitud y libertad. Al igual que todo hombre, cada caballero persigue su plenitud, va en busca de lo que lo hace más completo; esto es estar en combate y servir al mundo, en especial a las damas. Su plenitud incluye la felicidad, el amor y la constante reactualización de sus potencialidades.
La plenitud es la eterna meta del caballero que busca en cada momento mejorar, el caballero debe entregarse y dar lo mejor de sí. En un pasaje de Los hechos del rey Arturo de John Steinbeck, Arturo está preocupado por la ociosidad de sus caballeros pues no había guerra que los mantuviera activos. Esta ociosidad había hecho olvidar a los caballeros su continua reactualización de las potencialidades. Un caballero ocioso no es más que una armadura oxidándose.
Lancelot y Ewain, uno visto como experto y otro como aprendiz, nos muestran dos lados diferentes de las vidas que puede adaptar un caballero buscando el mismo fin, la plenitud del caballero. Lancelot fue el mejor caballero por mucho tiempo, luego dejó de serlo por olvidar quien era y sucumbir a la tentación.
Un caballero no llegaría a ser exitoso sin una buena formación, de la cual era responsable él mismo, pues era su propio ser quien lo motivaba a realizar hazañas. La formación viene dada por la cualidad y el interés de este hombre, ya que si en él no despertaba el deseo de la caballería, entonces cualquier esfuerzo sería infructuoso. Formación y cualidad vienen de la mano, no sólo en la caballería sino en cualquier oficio. Sólo quien ama lo que hace se vuelve el mejor en su oficio. Este fue el resultado que obtuvo Lancelot y que busca cada caballero.
Fuentes bibliográficas y otras referencias
Alboukrek, A. Fuentes, G. (2000). Diccionario de sinónimos y antónimos. México DF: Larousse.
Boorman, J.(Director), (1981). Excalibur [Película]. Estados Unidos y Reino Unido.
Borges, J. (1970). “Mateo, XXV, 30”en El otro, el mismo. Buenos Aires: Emecé
Caldera, R. (1996) El oficio del sabio. Caracas: El Centauro.
Ferrater, J. (2005) Diccionario Filosófico, volumen 2. Madrid: Alianza Editorial
Jiménez, Daniel Motivación, cualidades y defectos. [Documento en línea] Disponible
en: http://es.scribd.com/doc/38666969/Motivacion-Cualidades-y-Defectos
RAE, Diccionario de la lengua Española en línea. Documento en línea] Disponible en: http://buscon.rae.es/draeI/ [Consulta: Marzo 2011](Búsqueda de las palabras: Cualidad, plenitud, cortesía, humildad, valor y virtud).
Savater, F. (2009) La tarea del Héroe [Libro en línea] Madrid: Ariel Disponible; http://books.google.com/books?id=HQRKL8K9aoAC&printsec=frontcover&dq=La+tarea+del+heroe&hl=es&ei=OdLNTdLDN-H20gGQ0aDmDQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CDAQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false[Consulta: Marzo 2011]
Savater, F. (2007) Diccionario Filosófico [Libro en línea] Barcelona: Ariel Disponible; http://books.google.com/books?id=HRfYTHGdel0C&printsec=frontcover&dq=dicci+onario+filos%C3%B3fico&hl=es&ei=eNPNTYWVC6rw0gH8wuGLDg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=2&ved=0CEMQ6AEwAQ#v=onepage&q&f=false[Consulta: Marzo 2011]
Scheler, M. (1961). El santo, el genio, el héroe. Buenos Aires: Nova
Steinbek, John Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros. [Documento en línea] Disponible en: http://www.busateo.es/busateo/Libros-inmortales3/STEINBECK%20JOHN%20-%20Los%20hechos%20del%20rey%20Arturo%20y%20sus%20nobles%20caballeros/Steinbeck-LosHechosDelReyArturoYSusNoblesCaballeros.pdf [Consulta: Marzo 2011]
Otras fuentes: Recopilación de apuntes y frases de las clases del profesor Cristian Álvarez.
Trabajo presentado en el curso
LLB-516 – Grandes temas de la literatura: Libros de caballería
Prof. Cristian Álvarez, adscrito al Departamento de Lengua y Literatura