El papel de Universalia
Una feliz coincidencia ha querido que la palabra papel signifique al mismo tiempo soporte y rol. Universalia, la preciada revista del Decanato de Estudios Generales, ha cambiado de soporte, del físico al virtual, pero no de rol, ni en la universidad ni en el contexto histórico que le ha tocado vivir. Ambos casos, el cambio y la permanencia, han supuesto un reto cada vez más arduo, más exigente, que impulsó a la revista a echar mano de sus mejores recursos para ampliar las perspectivas y seguir adelante.
En este escenario, Universalia recuerda de manera especialmente ilustrativa el papel de la universidad. Su papel y también sus retos. La revista, como medio para la divulgación del quehacer universitario, es decir, el debate abierto, la formación de futuros profesionales y ciudadanos, el desarrollo de un sentido humanístico de la vida, nos permite comprobar, sin mucho esfuerzo, que el trabajo y la vida diarios dentro de los campus venezolanos son una lucha continua por construir espacios para la reflexión y el entendimiento. La universidad, como su revista, sortea día tras día toda de suerte de obstáculos, privaciones y desarreglos, internos y externos, para cumplir su valiosísima misión; con sus altibajos, con sus bemoles, justo es decirlo, pero siempre con el compromiso que implica su esencia y su existencia.
Por ello, este número de Universalia tiene un valor especial. Un valor que se conecta con la razón de ser que rodeó su aparición en un primer momento, y que también es evidencia de un tesón muy ligado al amor por el conocimiento y la sabiduría. Universalia es posible en esta oportunidad a pesar de las circunstancias políticas que han marcado tan dramáticamente a nuestro país y que entorpecieron, impidieron y, en muchos casos, obstaculizaron abiertamente las actividades académicas y culturales de la universidad, porque la mueve la responsabilidad inherente de mantener vivos los objetivos que como comunidad universitaria nos hemos trazado: ser el espacio idóneo para el ejercicio de la libertad que lleve a la búsqueda permanente de la verdad. Una responsabilidad que en muchos casos se ha desvirtuado, coartado u olvidado, pero que en el fondo se mantiene intacta, y hace posible que los profesores y los estudiantes continúen en las aulas de clases, en los laboratorios, en los centros de investigación, pese a todos las adversidades que pudieran hacerlos desistir.
Como en otras oportunidades, los textos que integran este número de Universalia son tomados de la participación de los estudiantes en los concursos organizados por el Decanato de Estudios Generales. En ellos, se encuentra no sólo el valioso recurso creativo de los estudiantes, sino también la guía implícita de las orientaciones de sus profesores, a través de varias categorías, que incluyen el ensayo, el cuento y la poesía, como formatos para expresión del espíritu universitario.
Este encuentro imprescindible entre profesores y estudiantes nos permite constatar lo dicho antes acerca de la pasión que mueve a la universidad, y por ello mismo el contenido de los escritos aquí recogidos son una muestra de las preocupaciones y los sentimientos que sobrecogen a las personas humanas –al decir de César Vallejo- que hacen vida en nuestra casa de estudios, pero que forman parte del día a día de un país que atraviesa por una situación apremiante, desgarradora y crítica. De allí que no deba ser ninguna sorpresa el hecho de que los textos compilados en este número de Universalia sean, por un lado, el resultado de la reflexión crítica sobre los fenómenos políticos y sociales que nos aquejan y, por el otro, la denuncia dolorosa y emotiva de las jornadas de protestas que vivieron los estudiantes y el país durante este año. También queda espacio, por supuesto, para la imaginación sobre los retos que afrontan las personas en su cotidianidad y el mundo moderno, frente al destino que le depara el futuro, las tecnologías y la deshumanización.
Es fácil ver, entonces, en este panorama, que Universalia nos permite comprobar una vez más el importante papel que juega como medio de expresión del espíritu universitario, el cual, por su parte, se ve impelido a continuar, afianzar y enriquecer su rol fundamental en un país y un mundo, en el que cada día se hace más necesario.
Profesor Bernardo Navarro
Coordinador del Ciclo Profesional del Decanato Estudios Generales