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Los Estudios Generales como Misión

Ana María Rajkay Babo*

Nadie negaría en estos días que la educación tiene una tarea muy especial que cumplir, una misión. En un ambiente en el cual parecen prevalecer el pesimismo, la crítica destructiva, la desesperanza, los educadores nos vemos colocados en un lugar privilegiado y único, que a la vez nos asigna una responsabilidad descomunal: la formación del futuro del país. Al pesimismo debemos transformarlo en fuente de creatividad, a la crítica destructiva en trabajo constructivo y disposición a la participación activa, a la desesperanza, en valor y ánimo para crear nuevos esquemas.

La USB, con un sentido de futuro extraordinario, desde su misma concepción, orientó sus planes y programas hacia el profesional que se desea formar y de ello es prueba el Programa de Estudios Generales. A través de él realmente se forma al incipiente profesional, para que además de su formación técnica y científica, también sea un hombre con apetitos culturales. Recientemente en una reunión me vi envuelta en una conversación con un grupo de cinco jóvenes ingenieros, de los cuales cuatro resultaron ser egresados nuestros. Lo que me hizo preguntar en dónde habían estudiado fue precisamente el contenido de la conversación, que reflejó singular interés y amplitud de conocimientos en una variedad de temas literarios, filosóficos, políticos y artísticos. También noté que una de las personas casi no participaba. La diferencia era esa formación académica. Sentí un alto grado de satisfacción al ver una prueba del éxito de aquello por lo cual con tanta frecuencia nos vemos obligados a luchar, hasta dentro de nuestras propias paredes.

No obstante, por muy grandioso que pueda ser la proposición de un programa de esta naturaleza, pienso que sus posibles efectos se limitan si no tomamos conciencia de la misión educadora que las actuales circunstancias y tendencias nos asignan de manera creciente; en la medida en que toda nuestra comunidad, sin diferencias de disciplinas, reconozca que todos compartimos la responsabilidad de formar la Patria del mañana y que todos somos trasmisores de cultura, modelos de conducta, y facilitadores del proceso de aprendizaje, es que podremos cumplir a cabalidad con nuestra función educativa. Los profesionales que produzca nuestra universidad deben poder decir mañana que se formaron "gracias a" y no "a pesar de".

*Miembro del Departamento de Idiomas, Coordinadora del Ciclo Básico de Estudios Generales; Licenciada en Idiomas y Magister en Psicología.

Universalia nº 2 Sep-Dic 1990